Los Lenguajes y la comunicación. Dimensiones culturales, didácticas e interdisciplinares de la expresión humana.

Prof. Dr. Manuel Vizuete Carrizosa
Maestro de Enseñanza Primaria – Licenciado en Educación Física – Licenciado en Geografía e Historia – Doctor en Historia Contemporánea. Catedrático de Universidad. Líneas de Investigación: Didáctica de la Educación Física. Producción Materiales Didácticos. Historia, Política y Filosofía del Deporte. Formación del Profesorado. Fundador de La European Union Physical Education Associations (EUPEA) Comité de Expertos del Consejo de Europa. Coordinador del Foro Hispanomexicano de la Educación Física y el Deporte.

Los Lenguajes y la comunicación. Dimensiones culturales, didácticas e interdisciplinares de la expresión humana.

Prof. Dr. Manuel Vizuete Carrizosa

Catedrático de Universidad

Los estudios sobre la expresión corporal han sido abordados, con demasiada frecuencia, desde puntos de vista: psicologísticos, terapéuticos o reeducativos, perdiendo de vista su auténtica función,  cual es el aspecto de la comunicación.

Desde un punto de vista real, no puede entenderse la existencia de la expresión humana sin la dimensión comunicativa, no tendría sentido emitir mensajes de cualquier tipo, que o no interesaran a nadie o que nadie fuera capaz de interpretar. De esta manera, la diferencia entre la expresión humana y la que realizan los animales, está en el sentido de dinámica social, inteligible e inteligente, que los seres humanos son capaces de establecer mediante el uso de cualquier tipo de lenguaje, incluido el corporal. Todos los lenguajes, sin excepción, se basan en el establecimiento de un código de signos y su significado, de aquí que, el interés por establecer y aclarar la relación entre significante y significado sea una preocupación de los investigadores de la comunicación que ya estaba en los clásicos. La relación entre el signans y el signatum, de la que ya se ocupara S. Agustín, establece las diferencias entre lo perceptible signans y entre signatum lo inteligible; en palabras de Jakobson, la ciencia del lenguaje, en todas sus facetas, necesita inevitablemente de la existencia de una semántica.

Si en la expresión corporal prescindiésemos de la organización semántica entre el significante y el significado, ésta quedaría vacía de contenido convirtiéndose en un divertimento sin más o, en el caso que continuemos admitiendo que el que se expresa corporalmente se comunica, al no existir esa semántica capaz de dar significado a la expresión, se convertiría en un grito desgarrado de la personalidad, que se pierde en el infinito, al no haber nadie capaz de interpretarlo y traducirlo desde el signans al signatus.

Ciertamente que cualquier docente que trabaja esencialmente sobre parcelas o aspectos de la expresión humana,  hace interpretaciones de lo gestual; igualmente es cierto que somos capaces, de forma no exenta de atrevimiento, de atribuir mensajes o significados a los movimientos corporales y a los gestos. En muchos casos, hacemos un ejercicio de aplicación psicologística desde la vieja definición que la sitúa como ciencia del movimiento significativo, al menos en la misma medida con que desde la psicología, o desde la medicina, se prescriben remedios y se diagnostican soluciones y problemas motrices sin la preparación técnica suficiente. Sin embargo, no es menos cierto que, probablemente, en este ejercicio interpretativo del movimiento corporal, entendido como expresión de sentimientos, deseos o pulsiones, habría tantas explicaciones e interpretaciones como observadores de un mismo gesto o mensaje corporal.

No es fácil entender la presencia de la expresión corporal o de cualquiera de las otras formas de expresión en el currículum, cuando ni siquiera es fácil, como veremos, llegara una definición y a un punto de encuentro sobre lo que es y lo que representa la expresión corporal desde el punto de vista educativo. Así las cosas, las razones de su ubicación en el currículum estarían en una triple justificación siempre problemática:

a) Aprendizaje de ritmos, folklores, danzas, etc., entendidos como valores pertenecientes al patrimonio cultural; obviamente necesarios pero en los que la repetición de modelos arquetípicos deja muy poco a la creación individual y a la expresión de lo propio.

b) Educación en la relación social mediante el ejercicio libre de las capacidades rítmicas, motrices e interpretativas, como medio de llegar a los otros y trasmitirles un mensaje personal o colectivo sobre una determinada preocupación; en cuyo caso la necesidad de un código lingüistico-expresivo que nos lleve de lo perceptible a lo inteligible es evidente, ya que de lo contrario lo expresado caería en vacío.

c) Favorecimiento de la actividad motriz espontánea, apoyada en el ritmo, la danza libre o la interpretación psicodramática, desde la que el alumno emite los mensajes de sus tensiones, vivencias y angustias a través de su dinámica corporal; siendo el profesor, desde sus conocimientos psicopedagógicos, el encargado de llevar a cabo las lecturas de este signan para poder establecer un signatus cuya finalidad, en este caso, sería la de articular mediante una diagnosis, una serie de actividades que permitan favorecer los procesos educativos asignados a cualquiera de la áreas expresivas del currículum, o sugerir los procesos terapéuticos y rehabilitadores necesarios para integrar al alumno en la dinámica de enseñanza-aprendizaje general de la clase.

Probablemente las tres dimensiones establecidas son necesarias y, cada una de ellas, poseen su propia razón de ser y justificación para estar en el currículum. No está tan claro, sin embargo, si lo están con el peso adecuado ni con la profundidad exigible.

La necesidad de llegar a una semántica del lenguaje corporal y expresivo, como hemos dicho, no es una inquietud nueva ni podemos pensar, cuando utilizamos las distintas expresiones o técnicas de expresión, que estamos haciendo un gran descubrimiento, Si como ya hemos señalado la preocupación y el problema de la comunicación expresiva ya estaba en S. Agustín, no es menos cierto que la actualidad o la novedad del hecho se encuentra en ser capaz de encontrar un tratamiento científico y didáctico del hecho expresivo desde su antropocentrismo, como valor y como capacidad humana, susceptible de ser desarrollado desde diferentes ángulos y posibilidades en el marco escolar.

La otra novedad del hecho es la percepción didáctica contemporánea de que cualquier materia del currículum puede y debe ser abordada complementada o reforzada desde el ámbito de lo expresivo.

Lenguajes y expresión humana.

Las capacidades de comunicación mediante la instrumentación de los distintos lenguajes, entendidos estos como formas de expresión han de ser explicados desde los primeros momentos de la vida de la persona hasta su consolidación definitiva como un adulto socialmente integrado. En todo este proceso se producen una serie de adquisiciones o signans que tienen para cada persona su correspondiente signatus con sus correspondientes gradaciones e intensidades que son los que relacionan a cada sujeto con su medio y su cultura, pero que, a su vez, determinan el status o lugar que le corresponde en el seno de esa misma cultura y en todo este proceso se produce de forma inexorable e irreversible una dialéctica entre comunicación corporal y otras formas de comunicación, o lo que es lo mismo, entre el lenguaje corporal y los otros lenguajes; de tal manera que, podemos verificar como a un incremento en la adquisición de un nuevo lenguaje se corresponde una pérdida en el uso de la comunicación corporal.

Podemos asegurar que desde el momento del nacimiento y en los primeros años de vida, toda la comunicación que es capaz de establecer una persona lo es, esencialmente, a través de la expresión corporal; e igualmente, como las diferentes circunstancias de vida como son: la conquista del espacio de acción, la adquisición del lenguaje materno y el establecimiento de las relaciones sociales; van determinando el desarrollo de este lenguaje materno que, de forma paulatina, va sustituyendo al expresivo corporal.

Estamos en condiciones igualmente de asegurar, como el lenguaje corporal residente o  capacidad de expresión corporal no perdida, se sitúa en relación directa con la riqueza o profundidad de los lenguajes adquiridos y el manejo que se tiene de los mismos; de tal manera que a mayor ó menor riqueza de los otros lenguajes hay un mayor o menor grado de permanencia de las capacidades expresivo corporales residentes.

Estas capacidades expresivo corporales residentes, por su parte, están también determinadas por la cultura autóctona propia y por los niveles de aculturación alcanzados en función de la educación recibida; teniendo ocasión de manifestarse en aquellos casos en los que las creencias o la profundidad de los sentimientos a comunicar no pueden ser expresados con palabras.

Antes de plantear el problema de la comunicación profesor alumno, es preciso determinar en qué lugar se encuentra cada uno de ellos en el momento en el que ha de desarrollarse el proceso de enseñanza aprendizaje, de tal manera que es preciso determinar que cantidad de lenguaje corporal o de capacidad de expresión corporal ha de ser recuperada por el docente para poder afrontar con éxito el proceso de enseñanza-aprendizaje.

Nuevamente el problema entre lo perceptible signans y entre signatum lo inteligible cae de lleno dentro de lo que son las capacidades de enseñar y, probablemente, la explicación de más de un caso de problemas del docente y de no menos casos de fracasos de aprendizajes, atribuibles a  ese espacio de incomunicación docente-discente que señalamos.

La solución del problema, como tantas veces hemos dicho, no está en acelerar el proceso de entendimiento de los lenguajes del adulto por parte del/la alumno/a, hecho que además de frecuente comporta otros problemas añadidos al proceso de aprendizaje como es el de conseguir que el alumno/a entienda el lenguaje del profesor, a veces mal disfrazado de lenguaje científico o de lexicografía de la disciplina que se estudia. La solución a este problema está en traer al profesor lo más cerca posible del nivel de comunicación del alumno, es decir, conseguir que el profesor recupere su capacidad de comunicación corporal y expresiva; no para que se comporte como un/a alumno/a, sino para entrar en su nivel habitual de comunicación en el que lo expresivo es complementario de los otros lenguajes en crecimiento.

Lo expresivo en el currículum.-

La nueva orientación didáctica, los nuevos modelos educativos han colocado a la expresión, al menos sobre el papel, en un lugar de privilegio, cuando se establecen para la Etapa de Educación Primaria, los objetivos generales, se está, al mismo tiempo, señalando una prioridad significativa de los objetivos de expresión o de aquellos otros que de alguna manera la cultivan, la requieren o la desarrollan estos son:

a) Comprender y producir mensajes orales y escritos en castellano, y en su caso, en la lengua propia de la Comunidad Autónoma, atendiendo a diferentes intenciones y contextos de comunicación, así como comprender y producir mensajes orales y escritos sencillos y contextualizados en una lengua extranjera.

b) Comunicarse a través de medios de expresión verbal, corporal, visual, plástica, musical y matemática, desarrollando el razonamiento lógico, verbal y matemático, así como la sensibilidad estética, la creatividad y la capacidad para disfrutar de las obras y manifestaciones artísticas.

c) Utilizar en la resolución de problemas sencillos los procedimientos oportunos para obtener la información pertinente y representarla mediante códigos, teniendo en cuenta las condiciones necesarias para su solución.

d) Identificar y plantear interrogantes y problemas a partir de la experiencia diaria, utilizando tanto los conocimientos y los recursos materiales disponibles como la colaboración de otras personas para resolverlos de forma creativa.

e) Actuar con autonomía en las actividades habituales y las relaciones de grupo, desarrollando las posibilidades de tomar iniciativas y de establecer relaciones afectivas.

f) Colaborar en la planificación y realización de actividades en grupo, aceptar las normas y reglas que democráticamente se establezcan, articular los objetivos e intereses propios con los de los otros miembros del grupo, respetando puntos de vista distintos, y asumir las responsabilidades que correspondan.

g) Establecer relaciones equilibradas constructivas con las personas en situaciones sociales conocidas, comportarse de manera solidaria, reconociendo y valorando críticamente las diferencias de tipo social y rechazando cualquier discriminación basada en diferencias de sexo, clase social, creencias, raza y otras características individuales y sociales.

h) Apreciar la importancia de los valores básicos que rigen la vida y la convivencia humana y obrar de acuerdo con ellos.

i) Comprender y establecer relaciones entre hechos y fenómenos del entorno natural y social, y contribuir activamente, en lo posible, a la defensa, conservación y mejora del medio ambiente.

j) Conocer el patrimonio cultural participar en su conservación y mejora y respetar la diversidad lingüística y cultural como derecho de los pueblos e individuos, desarrollando una actitud de interés y respeto hacia el ejercicio de este derecho.

k) Conocer y apreciar el propio cuerpo y contribuir a su desarrollo adoptando hábitos de salud y bienestar y valorando las repercusiones de determinadas conductas sobre la salud y la calidad de vida.

La expresión como recurso didáctico

Los recursos didácticos han sido definidos como cualquier medio que el profesor prevea emplear en el diseño o desarrollo del currículum, por su parte o por parte de los alumnos, para aproximar o facilitar los contenidos, mediar en las experiencias de aprendizaje, provocar encuentros o situaciones, desarrollar habilidades cognitivas, apoyar sus estrategias metodológicas o facilitar o enriquecer la evaluación.[1]  La condición de un medio o recurso para alcanzar la categoría o condición de didáctico exige: que el profesor reflexione sobre la realidad educativa concreta y sus necesidades reales con relación a ese medio, lo que demanda de él, la función que va desempeñar con el fin de ajustarlo a sus planes reales[2] 

Los recursos deben formar parte del plan curricular, como variables activas del mismo al servicio del profesor y del alumno. Es importante resaltar esta condición, porque, a menudo, ciertos recursos sustituyen a las decisiones de los profesores respecto de las opciones curriculares que siempre deberían tener bajo su control. Esto es especialmente visible en situaciones en las que se ha producido una acción docente de acuerdo con un modelo en el que contenidos, métodos y tomas de decisión, aparecen prescritos, a modo de recetas, y ante esta comodidad  se ha hurtado la reflexión y la toma de decisiones fundamentadas respecto de los materiales adecuados para cada situación pedagógica.[3] 

La expresión en sus distintas formas, que había sido la tradicional ausente de los diseños curriculares, viene en los últimos tiempos a aparecer como una materia curricular más, probablemente por su novedad, o quizás a pesar de ello, no se prevén en el Diseño Curricular los recursos tecnológicos o instrumentales que deberían ser de uso común en disciplinas como las que nos ocupan. Probablemente como ninguna otra, la Educación Física, en la que se integra como bloque de contenidos la expresión corporal, es una disciplina sujeta a avances tecnológicos y científicos permanentes.

Los planteamientos didácticos referidos a la expresión corporal han experimentado un desarrollo y una actualización notable en los últimos años, de hecho, tanto por lo primario de la situación de partida como por la repercusión de la didáctica general en un campo profesional tradicionalmente inquieto y dispuesto a la experimentación. Esta nueva consideración de la expresión corporal, creemos, es fruto tanto de la reflexión didáctica como también de las aportaciones del campo de la didáctica general en una materia nueva que carece de lastres didácticos tradicionales tan asentados como en otras disciplinas. Supone que nos encontramos ante una materia de horizonte abierto en el que el acomodo de las nuevas formas de entender la educación y las aplicaciones tecnológicas, son un problema de tiempo y de necesidad a los que el desarrollo del nuevo diseño curricular está situando en su justa medida.

Por otra parte, las distintas expresiones que aparecen en el currículum: corporal, gráfica, plástica y visual y musical, son materias muy ajustables al empleo de los medios y recursos tecnológicos propios de la educación en sí misma considerada.

Integración de los recursos expresivos en el diseño curricular.

Coherentes con nuestra posición, hemos de presentar los recursos haciendo referencia a  compromisos anteriores que afectan entre otros aspectos a:

– La concepción general de la expresión.

– La adecuada secuenciación de los contenidos.

– La decisión más oportuna respecto de la inclusión de los recursos y las funciones a las que los destinamos, así en el caso de la expresión corporal, hemos de decir que se encuentran integrados, a nivel curricular, con otras disciplinas del currículum por cuanto afectan a contenidos comunes;  ciertamente, la mayor novedad en este campo es la salida de la expresión corporal de áreas o materias curriculares que tradicionalmente habían utilizado las técnicas de la expresión corporal como elementos constitutivos de la representación literaria, pero sin que constituyeran en si mismos un bloque de conocimientos perfectamente diferenciados. Los recursos tecnológicos en este campo son de cuatro tipos:

a) Los aparatos fijos o de dotación general como espejos o elementos de sonido.

b) Materiales para el enmascaramiento o vestuario de representación.

c) Aparatos de iluminación y enfoque.

c) Materiales de filmación.

La diversidad de los alumnos exige también diversidad de recursos, si queremos respetar el principio de individualización de la enseñanza. Así, desde un currículo abierto como pretendemos, se permite que, de acuerdo con las particularidades de los alumnos, el profesor diseñe situaciones de trabajo distintas a partir del mismo currículum. Es decir, con relación a un mismo bloque de contenidos, los alumnos pueden alcanzar tipos y grados diferentes de aprendizaje y pueden necesitar recursos de distinto tipo. Desde que se ha puesto en crisis la idea de un grupo homogéneo y se defiende la idea de la flexibilización del trabajo del profesor, se requiere un intenso y cuidadoso trabajo por parte de este para todos los alumnos de una clase, incluidos los que presentes necesidades especiales, trabajen un mismo contenido pero lo hagan, si es necesario, a distintos niveles de complejidad.

Está claro que si queremos atender esa diversidad de requerimientos, deben modificarse las distintas variables curriculares y, por tanto, el uso que los profesores hacen de ellos. Definiremos, en este caso, los distintos tipos de materiales de elaboración propia. La Elaboración de recursos para la expresión corporal, se centran esencialmente en la producción de materiales para la representación en todas sus formas:  la elaboración de montajes de escenarios, sonido, iluminación, escenografía, etc. y la reproducción filmada de las actividades de expresión que se llevan a cabo.

Los aspectos interdisciplinarios, como hemos señalado, son frecuentes desde antiguo, sin embargo, es preciso tanto por la claridad de lo que se ha expuesto en relación con los conceptos de comunicación, como por el papel que lo corporal y la expresión humana representan, traer aquí lo que sin duda es una auténtica joya del entendimiento del hecho expresivo contemplado en una de las cumbres de la literatura española de todos los tiempo; sirva de ejemplo de lo que puede hacerse con una obra que puede ser dramatizada, representada, analizada desde distintos puntos de vista y ofrecida a los alumnos como una forma distinta de estudiar la literatura y valorar los recursos expresivos del propio cuerpo.


[1] BLÁZQUEZ, F.: Los recursos en el currículo. En Sáenz, O. -Dir.- Didáctica General. Una perspectiva curricular. 1994. pp. 501-527.

[2] MARTÍNEZ, F.: Fundamentos pedagógicos de los medios Audiovisuales en la educación.  En  Las Nuevas Tecnologías en la Educación, I.C.E. Universidad de Cantabria, Santander 1992. pp.115-140.

CíA: Los Recursos  Tecnológicos en  la Educación Física y en la Educación Tecnológica, UNED, Madrid, 1995

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