
LA EDUCACIÓN FÍSICA, PROBLEMA, IDEOLOGÍA, EDUCACIÓN Y DEVENIR HISTÓRICO
Prof. Dr. Manuel Vizuete Carrizosa
Catedrático de Universidad
Extremadura – España
El contexto histórico, cultural y político del nacimiento de las teorías y escuelas de educación física.[1] El concepto deporte.
Educación física, deporte y devenir histórico
El nacimiento de la educación física, como medio de educación integral, con idea de trascendencia política y con voluntad de cambio social, se debe a Juan Jacobo Rousseau. Considera Rousseau, la educación física integrada en la educación general, que prepara y completa la formación intelectual, y que es indispensable en la educación moral, facilitando además el retorno a la naturaleza. Los campos de la educación física, según Rousseau, serían: la educación de los sentidos, la higiene, los juegos, y los deportes al aire libre. Sería el ejercicio o práctica de estas actividades, según su idea de la educación, lo que desarrollaría valores como la resistencia y la supervivencia, o el desarrollo de trabajos manuales y artesanos. En cuanto al papel que la comunidad nacional debe representar en la educación física, Rousseau, tras defender la necesidad e importancia de las escuelas públicas que dan a las almas la forma nacional, sostiene la necesidad de la instalación de un gimnasio escolar donde los niños puedan realizar ejercicios que define en su método como:
la parte más importante de la educación, no solo para formar temperamentos robustos y sanos, sino también con un objetivo moral que se suele desatender o suplir con un montón de preceptos pedantescos y vanos que no son más que palabras vacías[2]
Contra lo que pudiera esperarse de la teoría roussoniana, y así se ha venido entendiendo y dando por sentado, desde ópticas contrarias a la competición deportiva como medio educativo, Rousseau propone la celebración de actividades físicas y de competiciones en el seno de los festejos populares y de reuniones idóneas para exaltar la comunión entre las clases sociales, igualmente, la fundación de premios de: gimnasia, lucha, carrera, disco y diversos ejercicios físicos.[3]
Pourquoi, sur le modèle des prix militaires, ne fonderions-nous pas d´autres prix de gymnastique pour la lutte, pour la course, pour le disque, pour divers exercises du corps? Porquoi n`animerions-nous pas nos baleliers par des joutes sur le lac?.
Desde la crítica social de las obras roussonianas, se establece la solución de la educación integral del ciudadano. Rousseau no plantea ningún método de educación física. Su propuesta educativa simplemente establece la formación sensorial precediendo a los ejercicios físicos que deberán acompañar, más tarde, a la formación moral. Así lo expresa Louis Bourgener, estudioso de esta parcela de la teoría de Rousseau, en su obra.
Los seguidores de Rousseau entendieron que los ejercicios físicos representaban el medio más directo y eficaz de alcanzar el estado natural y asegurar una base eficaz para el espíritu y el alma.
La educación física otorga espíritu a las cosas, impide los errores; crea una especie de inteligencia del cuerpo. La educación general comienza en el cuerpo y se continúa a través del cuerpo, lo que se designa en alemán por: “die ganzheitliche Erziehung über dem Leib. Todo ejercicio que no cumple con esta exigencia se excluye de la educación física.[4]
Los teóricos de la educación física admiten, generalmente, la influencia roussoniana en el origen considerando como punto de partida de la teoría educativa de la educación física lo contenido en el libro segundo del Emilio[5] :
Si queréis cultivar la inteligencia de vuestro alumno cuidad bien de las fuerzas que debe gobernar. Debéis procurar de forma continua que ejercite su cuerpo; hacerle robusto y sano, con el fin de hacerle racional y un hombre cuerdo; que trabaje, corra, grite, que esté en movimiento siempre, que sea hombre por el vigor, y de este modo pronto lo será por la razón.
Con este método es cierto que se embrutecería si siempre estuvieseis dirigiéndole y siempre diciéndole: Vete, quédate, haz esto, no hagas lo otro, puesto que si sus brazos son siempre conducidos por vuestra cabeza, la suya le resulta inútil. Debéis tener siempre presente nuestras conclusiones; si sois un pedante, es inútil que me leáis.
Creer que el ejercicio corporal es algo que perjudica es uno de los mayores errores en que podemos caer, tanto si se refieren a las operaciones del espíritu como si no hubiera necesidad de que marcharan acordes estas dos operaciones, y no debiera dirigir siempre la una a la otra.
Sus ideas sobre los ejercicios físicos, su valor y finalidad no configuraron un sistema de educación física, sino el deseo de retorno a condiciones de vida más naturales. Sin embargo, sus ideas se extienden con gran rapidez por toda Europa, especialmente en aquellos países donde las circunstancias políticas y la tolerancia religiosa permitieron su desarrollo. En definitiva, y haciendo una síntesis de la esencia histórica de la educación física, podemos establecer que a partir de un nuevo planteamiento educativo que implica al cuerpo aparecido en la Europa del siglo XVIII, esta idea se desarrolla durante todo el XIX en toda la Europa Central y Nórdica en función de cuatro circunstancias o parámetros:
- Pérdida del poder de la iglesia católica romana o de las iglesias locales.
- El avance de las ciencias médicas, especialmente la fisiología y la anatomía, consecuente con la desaparición de los obscurantismos y la posibilidad de diseccionar y estudiar el cuerpo humano, sin temor a penas eclesiásticas.
- Desarrollo de la enseñanza laica y democratización de la enseñanza consecuente con la desaparición de las estructuras sociales del Antiguo Régimen.
- El progreso en la formación de los ejércitos y la evolución de la ciencia militar, tanto en lo que se refiere a las técnicas de instrucción en orden cerrado, como a la aparición del orden abierto o de combate, fundamentalmente, basado en la preparación técnica y en el desarrollo de las capacidades físicas del combatiente.[6]
Sin embargo, y antes de proseguir, es preciso establecer de forma clara y definitiva las diferencias existentes entre educación física y deporte, así como las relaciones existentes entre ambos, al objeto de no superponer conceptos o mantener, en su caso, ideas equívocas que son las responsables de gran parte de la confusión conceptual existente y también, en gran medida, de la crisis de identidad que está afectando seriamente tanto a la educación física como a los profesionales que la imparten, siendo el origen de la deshumanización del deporte y, sin duda, de su destrucción a un plazo no muy lejano.
Considerando al hecho deportivo como el fenómeno más común y generalizado de las actividades físicas, el deporte, en una primera apreciación teórica, podría definirse como el método para educar al individuo mediante el empleo del movimiento y de la actividad física reglamentada y organizada. Esta es su esencia en la idea original de sus creadores. Sin embargo, lo que a la larga realmente lo define y extiende como fenómeno social y político contemporáneo es su carga ideológica, o mejor dicho, su capacidad de asumir y proyectar ideologías y, la posibilidad de su empleo para transmitirlas dada su condición de fenómeno de masas.
La propuesta educativa original de Thomas Arnold (1795-1842), conocido como el Padre del Deporte, fue un clérigo protestante, introductor de grandes reformas en la enseñanza en Gran Bretaña, especialmente entre 1827 a 1842 en que ocupó el cargo de Headmaster del Rugby College. Se propuso reformar las costumbres de los estudiantes mediante el fomento en sus alumnos de la afición por los juegos reglamentados para desarrollar la iniciativa y la responsabilidad, recomendando además, la máxima lealtad en sus acciones definiéndolo como fair play.
El método de Arnold, se extendió rápidamente por los Colegios y Universidades Inglesas como uno de los elementos decisivos de la educación integral, y posteriormente a través de la expansión comercial y política británica al resto de Europa y a los Estados Unidos de América. incorporaba al viejo sistema medieval del enseñar deleitando, mediante la acción catártica producida por el ejercicio físico y la confrontación reglamentada, la posibilidad de introducir pautas concretas de comportamiento y una jerarquía de valores morales, religiosos y sociales contemplados y entendidos desde la moral y la ética cristiana que fueron definidos en su origen como altruismo. Estas son, en primera instancia, las notas distintivas del método de educación física conocido como deporte.
La palabra inglesa sport procede de la francesa antigua desport que en Francia en el siglo XIII significaba “diversión popular”, correspondiente al disporto italiano “diversión alegría, esparcimiento” a partir de 1.440 se usa en Inglaterra la forma abreviada sport con el significado de pleasant pastime, entertaintment or amusement, recreation, diversion (pasatiempo agradable, entretenimiento, distracción recreo, diversión); Durante el siglo XIX resucita en Inglaterra el antiguo sentido deportivo en gran parte por los alumnos de las Public Schools organizando ejercicios deportivos, juegos y competiciones por iniciativa propia y creando reglas de competición y leyes tácitas de comportamiento caballeresco[7] .
El nacimiento del deporte como un medio de educación, asentado en los valores y tradiciones religiosas de la iglesia protestante británica, marcará decisivamente la naturaleza de esta actividad, tanto en lo que se refiere a su propia esencia como en la forma de entender su dinámica. La competencia entre equipos, la presencia de un juez o árbitro, la existencia del reglamento, la presencia de las sanciones, la valoración de los triunfos y el pretendido efecto educativo y aleccionador de las derrotas determinarán, de forma decisiva, la rápida extensión de estas actividades como medio de educación social por todo el mundo.
Este hecho, que se relaciona de forma directa con la auto identificación de los colectivos sociales y con la propia dinámica de la actividad deportiva generará, a lo largo del pasado siglo, el nacimiento y el desarrollo de una cultura deportiva que crece formando parte de la identidad y del patrimonio de las propias sociedades. Esta acción se llevará a cabo de forma natural y pacífica, en algunos momentos, pero en la mayor parte de las ocasiones lo será de forma intencionada y formando parte de acciones políticas concretas.
2 – La educación física, el deporte y los cambios en las sociedades contemporáneas.
Como hemos señalado, la educación física y los deportes, como productos de gran proyección y de alto impacto social, están sujetos y condicionados, probablemente en mayor medida que otras actividades, a los cambios sociales, a los avances científicos y tecnológicos, a las ideologías políticas, a las diferentes evoluciones de las economías, a las creencias religiosas y, en definitiva, a cualquiera de las múltiples circunstancias que hacen cambiar y evolucionar el mundo.
Tras la distinción epistemológica anterior, entre educación física y deporte, y enfrentando ambos conceptos a las percepciones y sensibilidades que conforman las sociedades contemporáneas, la primera apreciación que encontramos se establece en relación con las creencias, las religiones y la ética de las sociedades sobre las que cada uno de estos fenómenos se originan o asientan. Así, y del mismo modo que el origen del deporte es británico, sujeto a la ética y a la moral protestante e hijo del pragmatismo y de la disciplina del sistema educativo inglés, desarrollado plenamente en una forzosa insularidad, dada la precariedad de las comunicaciones del siglos XIX y principios del XX entre la isla y el resto de Europa, la educación física es continental, mucho más sujeta a las interinfluencias de todo tipo que se perciben en la construcción de la Europa contemporánea en la que conviven y coexisten, en muchas ocasiones de forma nada pacífica, protestantes de todo tipo con católicos de distintos tipos de extracción, pensamiento y nivel de civilización y, sobre todo, el deporte es hijo de la indiscutible monarquía y de la idea de imperio en que se encuentra sumida la Inglaterra del XIX, en tanto que las escuelas y movimientos de educación física se tejen y destejen entre monarquías tradicionales y repúblicas emergentes, entre feudalismos y democracias parlamentarias entre la revolución social y el estado totalitario, entre el libre pensamiento y las censuras.
Esta es la razón y no otra, por la que mientras que se pueden encontrar escuelas y movimientos de educación física evolucionando al compás de teorías y sistemas de educación a lo largo y ancho de toda Europa, el deporte como teoría educativa y como método de educación no ha sufrido cambios significativos desde sus orígenes a finales del siglo XVIII hasta el siglo XXI, si no es para haber entrado, especialmente en la última década, en procesos de degradación que ponen en cuestión esos supuestos valores educativos que se le venían atribuyendo desde el siglo XVIII.
De la mano de las culturas y creencias, de los valores educativos y de las formas de entender la vida, la educación física viaja de Europa a América, así y mientras que el deporte y las teorías educativas que lo sustentan encuentran pronto acomodo en el mundo de origen anglosajón y protestante; la idea de educación física se va desarrollar, por una razón de identidad cultural en los países de origen latino donde, además y como ocurre en sus referentes culturales europeos, serán determinantes para la implantación de la educación física, el nivel de desarrollo económico, el derecho de acceso a la educación y la influencia cultural católica, con su eterna disputa entre ciencia y fe, su influencia sobre la educación y las percepciones sociales sobre el cuerpo, dictadas desde la propia moral católica.
La educación física en el Antiguo Régimen:
Podemos asegurar que aun cuando la teoría russoniana se elabora en pleno auge del Antiguo Régimen, no se dan en este momento ninguna de las circunstancias que hemos señalado como claves para el desarrollo de la educación física: la iglesia mantiene intacto todo su poder, la penas eclesiásticas hacen inviable el estudio y los avances de la fisiología y de la anatomía humanas, la enseñanza se desarrolla en colegios de nobles y bajo el más rígido control de la iglesia que se enfrentará, a veces de forma violenta, como en el caso del Motín de Esquilache en el reinado de Carlos III, al objeto de mantener el monopolio sobre la educación y la influencia sobre las clases que tienen acceso a ella; el ejército, por otra parte se encuentra, todavía en el sistema de levas y plenamente imbuido de las teorías del orden cerrado en las que la cantidad y la disciplina del soldado cuentan más que la calidad y la autonomía del combatiente y donde la oficialidad es hereditaria, reclutada entre la nobleza, en lugar de ser formada académicamente.
La cultura hispánica de finales del XIX y primera mitad del XX ante el problema de educar el cuerpo.[8]
La idea existente en cuanto a la educación física en los distintos ambientes políticos y sociales de la época, preocupados por cuestiones de fondo educativo y social, tiene que ver con la tradición filosófica aristotélica del cuerpo como sombra del alma retomada por la iglesia, a partir de los filósofos neoplatónicos, y con la inevitable repercusión de estas prácticas en un mundo educativo incapaz de aceptar igualdades y diferencias, así como el conocido manoseo de una famosa cita atribuida a Juvenal, traída por los pelos y que, sorprendentemente, ha hecho fortuna hasta nuestros días. La cita de Juvenal dice:
A fin de que en toda ocasión que puedas ofrecer algún voto, las ofrezcas en sus templos una víctima con los intestinos sagrados de jabalina blanca, pide para que así sea, un alma sana en un cuerpo sano.
Es evidente que por mucho que quiera forzarse el sentido del texto original, al referirse a la jabalina, Juvenal se refiere al animal y no al aparato atlético, ni a ninguna intención educativa. [9]
Teniendo en cuenta que, tanto en el campo educativo como en la ciencia médica, el cuerpo y su educación habían sido contemplados tradicionalmente desde la distancia establecida por la Iglesia, y que el concepto había venido evolucionando a golpes de fe, tomando como referencia a España, no debe resultar extraño que la primera iniciativa legal sobre la implantación de la educación física, proceda del campo progresista y liberal y que no esté exenta de cierto aire subversivo.[10]
La iniciativa se lleva a cabo en dos intentos: una primera propuesta del diputado De Gabriel en 1879, y una segunda propuesta de D. Manuel Becerra en 1883, ambas, con el propósito de introducir en España las actividades físicas con intencionalidad educativo-social, acción, que no puede considerarse un hecho aislado u oportunista de determinada clase política, necesitada de aportar novedades que justificasen su progresismo, sino que ha de contemplarse dentro de una serie de iniciativas legales que responden al cambio de la sociedad española de finales del XIX. Cambios, en los que intervienen como protagonistas destacados hombre públicos que, a su vez, se identifican con los movimientos educativos y culturales que tienen lugar en el momento de la Restauración, todos ellos, con gran trascendencia pública y política, y que son el inicio de una de las más importantes líneas del pensamiento progresista de gran repercusión sobre la vida pública y la educación española contemporánea.
Los hechos políticos más determinantes tiene lugar tras la Restauración, cuando, de nuevo, nombrado ministro Orovio por Alfonso XII reanuda la política represiva sobre la Universidad -que ya le había valido el título de marqués en 1865 con Isabel II- y que en 1875, culmina expulsando de sus cátedras a Castelar, Salmerón, Azcárate, y a otros políticos destacados, los cuales, junto con Giner de los Ríos, tienen una importancia decisiva en la creación de la Institución Libre de Enseñanza, motor de los cambios pedagógicos y de los planteamientos educativos más sobresalientes de la historia contemporánea española y de indudable repercusión en los nuevos países hispánicos de América.[11]
La conexión escuela-vida que defiende la Institución Libre de Enseñanza (ILE) favorece la implantación de la teorías higiénicas y de las de vuelta a la naturaleza que pretendía el naturalismo pedagógico roussoniano implícito en la teoría pedagógica de la ILE que, como hemos visto, es el origen de las teorías y escuelas de educación física: el excursionismo, la práctica de juegos populares, la formación de equipos, etc., que el propio discurso de los maestros y teóricos de la Institución defienden, generaron en la sociedad española una conciencia clara de la necesidad y una nueva valoración de la práctica de los ejercicios físicos como medio de educación, hecho que tiene una repercusión notable entre las clases intelectuales y progresistas de finales del XIX y de principios del pasado siglo.[12]
La teoría pedagógica y educativa de finales del XIX y principios del XX, en manos de la Iglesia, no deja lugar a dudas en cómo ha de plantearse la educación del cuerpo, la aludida cita de Juvenal aparece de forma continuada y repetida en boca de todos los teóricos de la educación, desde el Padre Manjón a Rufino Blanco, y si poco indicada está la cita, mucho peores son los planteamientos de la educación del cuerpo que se hacen partiendo de la misma. Pío X- 1908-, desde este punto de vista, no tiene inconveniente en desdoblar al ser humano a la vez que realiza una particular interpretación del ocio.[13]
Cualquier cambio en los procesos educativos de los pueblos se percibe siempre como algo subversivo, con mayor motivo, si estos cambios pretenden innovaciones profundas en las ideas y en las escalas de valores que se habían mantenido como indiscutibles durante cientos de años, en este caso además, rozando lo sagrado, los tabúes sociales y familiares, etc., y todo ello, en un tema tan próximo, tan íntimo si se quiere, como es el propio cuerpo. Esta es la causa, por la que las conquistas de la educación física en la sociedad contemporánea hispánica, en los primeros momentos, se llevan a cabo fuera de las instituciones educativas, que se encuentran bajo el control de la Iglesia, y muy a pesar de ella. La enseñanza pública será donde desde principios de siglo, se pongan en práctica las iniciativas legales sobre el tema y serán los aristócratas, militares y extranjeros, o las clases desposeídas, sobre las que la Iglesia no alcanza a ejercer un rígido control ideológico, las que cada una en su ámbito, se encargarán de difundir y popularizar las actividades físicas.
La milicia, a la que hemos considerado como uno de los pilares fundamentales del desarrollo de las actividades físicas, se encuentra en España y en los países de su órbita cultural a finales del XIX, anclada en las teorías del orden cerrado y del blocao de defensa estática, confía mucho más en valores supuestamente morales y de tipo racial, la furia hispánica, el arrojo y la valentía , que en la ciencia militar moderna y en los efectos de la mejora de la condición física por procedimientos científicos.[14] El problema de la salud del soldado, como puede apreciarse, no era un tema especialmente preocupante en el ejército español de principios de siglo.[15]
El número de españoles aptos que emigraban para escapar del servicio militar aumentó aparentemente después de 1900. No habían mejorado las condiciones de vida en el ejército: la comida era aún notoriamente miserable y los cuarteles estaban frecuentemente poblados de parásitos. Debido a la falta de alimentación conveniente y de cuidados médicos, muchos de los soldados se hallaban en malas condiciones físicas. La frecuencia de la tuberculosis era mayor en el ejército español que en cualquier otra fuerza europea de la que se dispusiera de estadística, a principios de siglo, el ejército español no había fijado todavía normas mínimas de peso y anchura de pecho. De tal manera que el nivel teórico de nutrición de los Tercios de 1600, en virtud del cual cada hombre debía tener raciones diarias de dos libras de pan, una libra de carne y una botella de vino, era claramente superior al del ejército español de 1900. (GONZALEZ DELEITO, F.: Corazón y Ejercicios Físicos) La campaña de Melilla puso de manifiesto que los servicios médicos habían mejorado poco desde el desastre de Cuba. Durante los primeros meses de 1910, casi la sexta parte de soldados de la zona de Melilla fueron incluidos en listas de enfermos. De Fernández Almagro – Alfonso XIII, pp. 156
Las propuestas liberales de finales de siglo por tanto, abren un camino, más importante en la intención política y en la difusión que en la puesta en práctica de las ideas. La educación física comienza, a partir de este momento, una peculiar andadura de la mano de distintas corrientes pedagógicas aunque siempre ligada a la educación y a la milicia.
La creación de instituciones de Educación Física en España, aparece siempre asociada a momentos de la vida pública en los que el progresismo político tiene relación directa con la aparición de movimientos educativos, o de nuevos planteamientos en educación. Siempre, en la órbita liberal y abiertamente enfrentados al concepto patrimonialista de la educación, de tal manera, que las prácticas gimnásticas e higiénicas se convertirán en las señas visibles de las nuevas ideas educativas.
Este carácter de abanderada del progresismo, junto con su acción liberalizadora sobre el cuerpo, será lo que dará lugar a los múltiples vaivenes de la educación física, a sus entradas y salidas de los planes de estudios y de las orientaciones educativas en mayor medida que los de cualquier otra materia de educación, siempre, dependiendo de la alternancia política de conservadores y progresistas en la política española.
[1] VIZUETE, M. : Ideología y currículum de educación física. De la Restauración al Franquismo Sociológico. (1873-2001). En Actas del XIX Congreso Nacional de educación física – Vol II. Universidad de Murcia. Murcia. 2001. pp. 1277-1279.
[2] ROUSSEAU, J.J.: Gouvernement de Pologne– Oeuvres complètes, París, Pléiade,1969. pp. 353 y 354.
[3] ROUSSEAU, J.J.: Lettre à d´Alembert, París, Garnier, 1967. pp. 235. También en :
FLANDRIN, L.: J.J. Rousseau. Oeuvres choisies,París, Librairie A. Hatier, 1946. pp. 258 -259.
[4] BURGENER, L.- Rousseau y la educación física, Citivs – Altivs – Fortivs Tomo IX, I.N.E.F., Madrid, 1967. pp. 321 a 334.
[5] ROUSSEAU J.J.: Emilio o la educación, Barcelona, Bruguera, 1976. pp. 177-178.
[6] Esta circunstancia se vuelve especialmente relevante, a partir de la aparición del carro de combate en la I Guerra Mundial y la consiguiente inutilidad de la caballería como arma. A partir de este momento, el valor del soldado de infantería como arma de guerra y la importancia de mejorar sus capacidades físicas y condiciones de salud, serán las que impulsen el desarrollo de la educación física y la aparición de Escuelas Militares de Gimnasia en todo el mundo. La española en Toledo en 1919.
[7] WAGNER HUGO –Etimología y concepto de Sport enCitivs – Altivs – Fortivs– Tomo XI-XII- Instituto Nacional de educación física -I.N.E.F.- Madrid 1969-1970.Págs. 385 a 391.
[8] VIZUETE, M.: Ob. cit. pp. 1280-1282
[9] PASTOR PRADILLO J.L.: De la crianza ortodoxa a la educación física, Actas del IX Congreso Nacional de Educación Física, Universidad Autónoma de Madrid, Segovia 1993, pp. 108.
[10] Ley creando la Escuela Central de Gimnástica Higiénica Diario de Sesiones del Congreso de los Diputados, 10 de julio de 1879.
[11] N.A. Tengamos en cuenta que cuando estos hechos se producen, todavía Filipinas, Cuba y Puerto Rico son españoles.
[12] LAPORTA, F.: Fundamentos de la pedagogía institucionalista, La Institución Libre de Enseñanza , Cuadernos de Historia 16, Madrid, nº 168, 1985.
[13] Porque mientras os ejercitáis corporalmente, descansa vuestro espíritu y porque al ocuparos de vuestros ejercicios huís del ocio que es el padre de todos los vicios y vuestras fraternales emulaciones os ejercitan en la virtud … Citado por BLANCO, R.: Teoría de la Educación, Madrid, Ed. Hernando, 1917, pp. 368.
[14] Real Decreto de 29-12-1919: Creando la Escuela de Educación Física. Ministerio de la Guerra. Diario Oficial: nº 292 de 30-XII-1919.
PAINE, S.G.:- Los militares y la política en la España contemporánea, Madrid, Ibérica de Ediciones y Publicaciones, 1986, pp. 103 y 126.