
Del Tratado de Versalles a la Actividad Físico Recreativa. Los campamentos y el adoctrinamiento político y social
Manuel Vizuete Carrizosa
Catedrático de Universidad
Badajoz – España
mvizuete@unex.es
El concepto de actividades físico recreativas y en la naturaleza con sentido educativo, aportado como novedad o descubrimiento por las organizaciones ecologistas no es nuevo en el panorama educativo europeo y occidental, antes al contrario, el planteamiento actual de cuidado y protección a ultranza de la naturaleza mediante actividades organizadas para ello, al centrar la atención sobre los animales, las plantas y el medio ambiente, desde un planteamiento de acusación social permanente y con evidente intencionalidad política, en la mayoría de los casos, desenfocan el verdadero planteamiento de lo que debe ser la atención y el cuidado del medio desde la dimensión humana del propio medio ambiente. En este sentido, las organizaciones ecologistas no solo no han planteado ningún modelo educativo del ser humano, como especie que vive en la naturaleza, sino que cuando lo hacen es, desde planteamientos urbanos y políticos, que nada tienen que ver, ni con la educación, ni con la naturaleza.
Las actividades en la naturaleza, como parte de la educación física, no son una aportación específica de la teoría educativa de los regímenes totalitarios de la primera mitad del siglo XX. Como sabemos, están dentro del planteamiento educativo de la educación física, desde la idea del ejercicio físico como medio de educación planteada por Rousseau. La novedad, en este caso, viene representada por el tratamiento otorgado por estos regímenes a la educación física, que incluye a las actividades en la naturaleza como uno de los ámbitos específicos en los que se desarrolla según sus contenidos.
Desde esta concepción de la educación física, diferenciamos los ámbitos en que la sitúan los regímenes de la segunda anteguerra mundial: docencia de la educación física, deporte escolar y campamentos, todos ellos convergentes en dos elementos esenciales: el profesor o instructor y el alumno de enseñanza media o profesional, de tal manera, que el mismo alumno coincidía con el mismo profesor en tres ambientes distintos: colegio, medio urbano y actividades en la naturaleza o al aire libre. Siempre con la misma filosofía educativa y los mismos planteamientos o formas de hacer. A ello, hay que considerar y/o valorar la condición de voluntariedad, más o menos forzosa, del alumno en cuanto a su participación en los ámbitos no escolares.
El origen de las actividades educativas en la naturaleza y la sensibilidad por la educación y la vida en el medio ambiente, de forma técnicamente organizada, es el Escultismo. La vuelta a la educación en la naturaleza toma cuerpo de nuevo en la filosofía del movimiento scout, organización de ámbito mundial y de fines altruistas, creada por Robert Badem Powell tras finalizar su servicio como oficial del ejército colonial británico en la India. Las obras de Kipling, parecen estar, igualmente, en el origen de este movimiento que se difunde y extiende rápidamente por todo el mundo.[1]
En cuanto a su inclusión como actividad educativa en los currículos de educación física, el origen de las actividades educativas en la naturaleza, en la educación contemporánea, arranca de los planteamientos educativos interdisciplinares y de educación para la vida, planteados por la Institución Libre de Enseñanza con el nombre de excursionismo.[2]
Estos contenidos aparecen así denominados, de forma expresa, en las primeras obras de educación física de influencia educativa institucionalista, en tanto que, las obras procedentes o influenciadas por la Escuela Central de Gimnasia del Ejército no les prestan ninguna atención.[3]
La entrada del movimiento scout en España y en los países de su órbita cultural se produce de la mano de la Iglesia,[4] en una acción mediante la cual, las organizaciones religiosas como defensa o alternativa a la amenaza liberal, plantean, desde la base, un modelo educativo para el tiempo libre que se concreta en el movimiento scout. Un modelo ideal para el trabajo con los jóvenes de forma permanente y continuada, desde una escala de valores coincidentes, o asumibles, en su mayor parte, con los de la propia Iglesia. De esta formación inicial proceden los principales autores, de la teoría y de la práctica, de los campamentos del régimen franquista en España, como lo señala Áureo Gutiérrez Churruca, reconocido como el autor de esta obra por el régimen.[5]
Sobre una orientación originalmente educativa, es sobre la que se verterán, especialmente durante la primera época y hasta el final de las Falanges Juveniles de Franco, elementos de corte fascista o paramilitar, que permanecen en la actividad de campamentos, mucho más presentes que en ninguna otra parcela del Frente de Juventudes, durante más largo tiempo. El apoyo prestado en sus orígenes, especialmente durante la guerra civil por el régimen de Franco, tiene una finalidad propagandística y asistencial, correspondiente con las actuaciones similares del Socorro Rojo Internacional sobre los niños sin padres o sin hogar del bando republicano.
Lo que realmente distingue a la organización de estas actividades, que como vemos son anteriores a las políticas de juventud de los regímenes totalitarios, y de hecho son su embrión inicial, es su voluntad constructora y de formación de dirigentes propios en beneficio de la organización, idea esta, en parte heredada del escultismo, pero que también tenía su réplica en las Juventudes Hitlerianas[6] de Baldur Von Schirac. La procedencia declaradamente católica de los fundadores, es la que refuerza la línea educativa en sentido humanista, haciéndola independiente de la circunstancia bélica o de la coyuntura política.
Los organizadores de los campamentos y autores del planteamiento educativo eran personajes pedagógicamente avanzados, probablemente demasiado para su época. La coincidencia del factor de necesidad, la oportunidad y la disponibilidad de medios y de una infraestructura mínima, posibilitó el desarrollo de una filosofía educativa en la que las diferentes acciones convergentes determinaron el desarrollo de un experimento pedagógico de altos vuelos. Planteamientos de adoctrinamiento político aparte, las ideas y la escala de valores sobre las que se asentaba la formación de los jefes y de los dirigentes de los campamentos, fue determinada por otro explorador, de origen, llamado Roberto Cuñat, auténtico avanzado en la formación pedagógica de los educadores de tiempo libre.[7]
La peculiaridad del buen jefe de campamento, suponiendo existentes en él las cualidades mínimas en el orden pedagógico ante todo, saber dar un continuo y permanente ejemplo personal, creo que reside en sacar el máximo fruto de dichos estímulos extraordinarios que tiene la convivencia al aire libre. Y que, por lo tanto, no son frecuentes en la escuela, en el colegio o en la familia.
Primer factor extraordinario del campamento para la mayoría de los chicos es descubrir que muchas cosas juzgadas imprescindibles durante los días normales del año, no lo son tanto.
Segundo factor extraordinario del campamento es la sucesión de quehaceres en equipo……………………… Claro es que para ello la Jefatura ha de ejercerse no tanto “sobre” los acampados como “con” ellos, en el sentido de establecer con ellos dichos quehaceres comunes, siempre, naturalmente, según su edad y procedencia. El buen jefe de campamento sabe que aun siendo esto mucho menos cómodo y menos satisfactorio para cierto tipo de vanidad personal que el impartir órdenes a una masa de acampados en permanente actitud de pasividad, es sin embargo la clave del buen mandar. Que consiste en elevar y en desarrollar, según sus posibilidades, a los que se nos confían, bien sea en el campamento, en la fábrica o en la oficina..
Los campamentos se convirtieron enseguida en uno de los elementos esenciales de la propaganda triunfalista de los regímenes totalitarios, son algo que enseñar, no solo a los propios políticos nacionales, sino también a los visitantes extranjeros, en el sentido de estar haciendo una revolución pedagógica en la formación de las nuevas generaciones.
Además de las justificaciones que sobre la actividad de campamentos, hemos considerado hasta ahora, existe siempre, en el fondo, el enfoque político y metodológico de formación de las nuevas generaciones en la ideología de los regímenes políticos de que se trate, practicado de tal manera que, independientemente de las formular externas y de la aparatosidad de desfiles, etc. se plantea, en forma de currículum oculto.Los campamentos suponen una nueva filosofía educativa o forma de obrar, respecto a lo que hasta entonces había sido la educación de los jóvenes, ciertamente habían existido los campamentos como actividad de recreación al aire libre, pero hasta este momento de la historia política no se habían planteado bajo dos ideas esenciales: la generalización de esta actividad al máximo posible como beneficio educativo, y el establecimiento de una escala de valores políticos y educativos a desarrollar: no solo en contacto con el medio natural, sino en la propia naturaleza.
Una de las ideas fuerza que sostiene a esta actividad, y que la hace ser distinta de las anteriores y de las que le suceden, es la de negar que las actividades de campamento fueran un sustituto de las vacaciones. Los campamentos nunca fueron planteados por los autores de esta filosofía educativa como vacaciones. Siempre los entendieron como la posibilidad de aprovechar el tiempo libre, escolar o laboral, para la educación de los jóvenes en los nuevos valores del los regímenes políticos, o para capacitarlos para la formación de otros jóvenes. La elaboración de distintos programa con estos objetivos y contenidos, así como la permanente ocupación del tiempo por las actividades, proporcionaba a los jóvenes la sensación de estar realizando la importante tarea: de ensayar distintos roles sociales, de vivir su propia aventura, de crear y establecer sus propias relaciones lejos del núcleo familiar en espacios controlados y seguros.
Los campamentos aportan además la dinámica viajera como otra novedad sugestiva y atrayente para los jóvenes, a los que se les ofrece la posibilidad de conocer otras partes del país, la historia y la cultura desde los propios monumentos, recibir lecciones de historia sobre el propio terreno, o revivir antiguas experiencias en la forma en que fueron ejecutadas o escritas siglos atrás. En otros casos se establece un contenido de tipo ético, de interés humano, o de importancia social, en este caso, los campamentos adquieren el nombre de Misiones Juveniles, planteamiento estrechamente emparentado con los Campos de Trabajo, una experiencia de voluntariado juvenil nacida en Europa tras la Primera Guerra Mundial, en este caso se trataba: de reconstruir pueblos abandonados, de rehacer cementerios de guerra olvidados, de la limpieza o el plantado de bosques, etc.
Este valor viajero, la posibilidad de salir del lugar de origen conviviendo con gentes de su edad, era una novedad realmente revolucionaria para muchas familias europeas que tradicionalmente: habían vivido, crecido y muerto sin salir del lugar de origen y sin conocer otra relación social que la de vecinos y familiares hasta el momento de incorporarse a filas, circunstancia esta que era vivida como un auténtico trauma familiar, además de este valor, la experiencia de viajar con otro grupo de chicos o chicas, adquiriendo la autonomía personal suficiente, y la consecuente ampliación de horizontes personales, fue, por lo generalizado de la actividad, un revulsivo de gran repercusión social especialmente en el medio rural.
La teoría y el planteamiento educativo de los campamentos.
El planteamiento de las actividades en la naturaleza, o de los campamentos, en el caso español, encuentra durante el franquismo un doble enfoque, que si bien es convergente en cuanto a las finalidades y a la ubicación curricular, difieren en cuanto al tratamiento que la actividad tiene en cada planteamiento, en este sentido, hablaremos de las actividades en la naturaleza en las que la educación física y los deportes son una parte del programa formativo o de actividades, y por otra parte de la consideración que desde la educación física reciben las actividades en la naturaleza, o de aire libre, como una actividad complementaria y de práctica social de la propia educación físico-deportiva.
En el planteamiento educativo adolescente y juvenil, en el tiempo libre y para la formación identitaria en las ideologías de los regímenes, las actividades en la naturaleza son una parte importante con entidad propia, ubicándose en una fecha conveniente del calendario, en el que el cese de la actividad escolar permite disponer del tiempo suficiente para llevarlas a cabo, en tanto, que el planteamiento que se hace desde la educación física escolar, no es otra cosa que una preparación o motivación hacia la práctica de actividades en la naturaleza, no olvidemos que los dos parámetros en que se mide la eficacia docente del profesorado de educación física, en estos sistemas políticos, son la participación en los campeonatos u olimpiadas escolares, y el número de alumnos enviados a la actividad de campamentos.
Consideremos también estas actividades desde la importancia que tiene para los educadores la posibilidad de una incidencia permanente sobre los educandos en el campamento. Desde esta oportunidad única, se contempla la actividad como un proceso de formación integral en la nueva escala de valores, auspiciados por la ideología política del régimen o del populismo de que se trate. El planteamiento educativo estaba suficientemente aclarado en el manual oficial español, el cual, tras más de veinticinco años, según declara en la introducción de su última edición, mantiene plena vigencia y es considerado desde la Editorial Doncel como una especie de texto oficial para los dirigentes de campamentos[8]
El objetivo esencial de la actividad de campamentos sería la formación de un modo de ser y no de una manera de pensar, llevado a cabo a través de una serie de actividades, que permitieran a los jóvenes expresarse con plena libertad en contacto con otros de su edad, y facilitando el desarrollo pleno de su personalidad a través de una metodología cercana a las teorías psicomotrices, o a lo que hoy llamamos educación vivenciada, tal y como llega a expresar el referido manual.[9]
No es lo mismo dar algunas conferencias o lecciones, aun cuando sea en forma magistral, sobre temas religiosos, morales o políticos, o practicar aisladamente ejercicios de educación física o de otro tipo cualquiera, que unir todas esas enseñanzas de modo armónico y equilibrado dentro de una actividad del tipo señalado. En el primer caso se enseña una cierta cantidad de cosas. En el segundo se enseña a vivir estas mismas cosas.
No se trata de únicamente agrupar unas cuantas tiendas de campaña en el campo, las actividades deben adecuarse a todo un sistema, según una filosofía del mando y utilizando unos instrumentos formativos adecuados (escuadrismo, ejemplaridad, iniciativa y autodirección, etc.), cauce para todos los cuales es la vida o la actividad al aire libre.
Quizás la definición más acertada del método empleado en las actividades en la naturaleza fuera la de el llamado ejercicio problema, consistente en colocar a los jóvenes, en plena naturaleza, ante la necesidad de resolver un problema por sí mismos, tomando decisiones y dándoles la oportunidad de poner en práctica las enseñanzas recibidas, todo ello, con la consiguiente dosis de aventura y de misterio, y con la necesidad ineludible de trabajar en equipo para alcanzar el fin propuesto. Para esta metodología se cuenta siempre con el mundo de intereses de los niños y de los jóvenes, con su capacidad de fabulación y de asumir y dramatizar situaciones que se adaptan perfectamente a todo el mundo de fantasías que pueden crearse en la naturaleza.
Fieles a esta puesta en práctica de la teoría asociativa juvenil, se maneja una versión de la pandilla perfectamente acomodable a cualquier estructura, que recibe el nombre de escuadra, término tomado de la estructura y organización de las unidades militares. Esta realidad fue tan clara desde el principio, que incluso el modelo de tienda de campaña, aun en uso en los campamentos, y que tras numerosos ensayos se declaró insustituible, es una tienda grande con capacidad para seis camas o petates extendidos, con lo que, utilizando como base la pandilla infantil o juvenil, desde este mundo de intereses y con la psicología adecuada a la edad, las bases del planteamiento educativo de las actividades en la naturaleza fueron las siguientes:
- La aventura y el juego. Se insiste en los caracteres psicológicos del juego como elemento de desarrollo de la personalidad infantil y juvenil, y en las actividades en la naturaleza como posibilidad de satisfacer las necesidades planteadas por la imaginación de los jóvenes. Se propone, desde la utilización de los recursos del juego, el inculcar a los jóvenes una serie de principios y normas que están en el núcleo de lo que, en la teoría de los regímenes totalitarios, se define como estilo[10]
A través del juego puede inculcarse fácilmente el principio de obediencia a las reglas, la necesidad de la disciplina y del dominio del natural ardor juvenil, la fortaleza, el coraje, la capacidad de guiar a otros, el sacrificio de la individualidad en servicio del equipo o pandilla. Asimismo, y sobre todo en los juegos deportivos, puede lograrse que el muchacho/a pierda el defecto de discutir y contestar creyéndose siempre con razón, iniciando de este modo el aprendizaje del diálogo.
Se considera muy importante la interdisciplinaridad que ofrecen las actividades de aire libre o en la naturaleza como: el coleccionismo, las construcciones, la orientación, etc., y se insiste, en el control que los dirigentes deben observar en los juegos al objeto de evitar individualismos, agresividad e intolerancia, se establece la adaptación de los juegos a la edad, y como principio de autoridad la presencia del dirigente asumiendo las funciones de árbitro, de entrenador, o en cualquier caso, el de simple observador para controlar la actividad y asegurar el cumplimiento de unos fines educativos.
- La dureza y virilidad de la actividad. En unas actividades pensadas y ejecutadas por hombres y para niños, apoyadas en las escalas de valores determinadas por la filosofía del régimen, lo duro y lo viril, debían tener un sitio de privilegio en el planteamiento educativo, aunque, como observa la teoría campamental, con las debidas precauciones:[11]
Las actividades de aire libre constituyen siempre juego y aventura con sus características predominantes de dureza y virilidad.
El muchacho se acostumbra a las inclemencias del tiempo, a dormir bajo una lona, a conseguir muchas cosas por su propio esfuerzo, a un constante ejercicio físico que favorece su desarrollo, al cansancio de una marcha o de una ascensión, al sacrificio por los demás que le impone la dureza de la actividad.
Pero si la vida al aire libre proporciona de por sí condiciones de dureza suficientes para su educación, debe tenerse en cuenta que la exigencia de un esfuerzo excesivo no solo puede ser contraproducente y hasta peligroso para la salud, sino también perjudicar seriamente la vida moral, ya que se puede favorecer en algunos la presunción por su fortaleza física, lo cual constituye una desagradable caricatura de la virilidad.
Los resultados de este planteamiento educativo, según los autores, deberían ser:
- La confianza en sí mismo: Como consecuencia de su propia capacidad para resolver problemas, despertando, facultades dormidas en el hombre de ciudad.
- La dosificación o aplicación interdisciplinaria de los conocimientos, la formación estética y moral, en el sentido del acercamiento a Dios por el contacto con la naturaleza, y el desarrollo de la alegría de vivir:
…..este contacto con la belleza natural, la confianza en sí mismo, la posibilidad de expansión física, la virilidad de las actividades y el contacto con sus compañeros, hacen del más tímido y retraído un hombre alegre, capaz de comprender y de sentirse acompañado y querido por sus camaradas.
Esto es, a nivel conceptual, lo que se entendía como una situación óptima para la educación de los jóvenes: vida al aire libre, camaradería, ejemplaridad de los dirigentes, y la aplicación racional de los principios ideológicos del régimen en cuestión a los problemas de la vida diaria, consiguiéndose de esta manera, una educación vivenciada de los principios ideológicos esenciales.
En cuanto a la finalidad, tal y como se plantea, los campamentos no tienen otra que cubrir el ocio de los jóvenes de una manera atractiva, posibilitando la labor de formación, apoyada en la práctica de juegos o actividades de aventura, sobre el mismo terreno donde los juegos o la aventura tiene lugar, materializándose así la vieja aspiración, de los pedagogos políticos, de conseguir una educación integral que comprenda:
- La formación de la personalidad. La vida del campamento debe contribuir a la formación de la personalidad en los aspectos: físicos, intelectuales, morales, estéticos, vocacionales y sobrenaturales, permitiendo a cada joven la posibilidad de forjarse, de acuerdo con esto, un proyecto de vida según sus propias capacidades.
- Desarrollo de la capacidad de sociabilidad. Mediante una acción formativa que permita desarrollar: la solidaridad, la comprensión, la cooperación, la autoridad, la libertad, la justicia y el trabajo.
- Integración en una empresa común. Adquirir el exacto sentido de la idea de Patria, y desarrollar en torno a esta idea todos los valores del ideario político, hasta conseguir su plena aceptación por los jóvenes, que deberán sentirse motivados a integrarse en un proyecto común.
La teoría oficial se apoyó siempre en estas líneas, para justificar y apoyar el discurso sobre la necesidad de los campamentos y de las actividades en la naturaleza. En este sentido lo expresaba el profesor López-Cepero, en su calidad de Director del Gabinete de Estudios del Departamento Nacional de Formación de Juventudes:[12]
La oportunidad, pues, de poner al hombre en contacto con la sociedad, integrándolo en grupos en los que desempeñe un papel, facilitándole así el descubrimiento de su autoafirmación, y al mismo tiempo enfrentarlo con la misma naturaleza, supone un paso adelante en el problema de su futuro, de su intencionalidad futura, de la potenciación de su voluntad para llegar a ser algo que quiere ser por imperativo de su propia existencia, por vocación.
Los planteamientos educativos de los campamentos.
Hemos visto como la idea educativa de los campamentos respondía a un planteamiento de formación integral, en el que se conjugaban la teoría y la práctica de distintos planes de formación, tanto de actividades físicas, como políticos y religiosos.
La formación política intencional desarrollada de modo sistemático, con arreglo a un plan de formación metodológicamente establecido y secuenciado según la edad, fue impartida siempre en los campamentos organizados por los regímenes totalitarios siendo, probablemente, la única actividad en la que se llevaba a cabo una acción educativa intencional y sistemática de este tipo. El denominado Plan de Formación para Campamentos, eran programas en los que se mezclaban conceptos de teoría política general, planteamientos de tipo humanístico y la propia ideología o credo de los regímenes políticos en cuestión.
La formación religiosa, en aquellos sistemas políticos en los que tenía encaje, contaba con otro programa completo, establecido, con finalidad catequística, que era elaborado y desarrollado por capellanes nombrados o designados por las autoridades religiosas correspondientes. La formación religiosa impartida en las actividades de campamento era responsabilidad del capellán y de los seminaristas que asistían en calidad de alumnos en prácticas. Entendieron estas clases como parte de su ministerio profesional y las desarrollaron siempre, con una cierta dosis de relajación dado el tiempo y el lugar donde se desarrollaban las charlas o actividades, exceptuando el diario homenaje a los caídos u otros de contenido patriótico, que eran actos rituales con un aire de patética solemnidad en el que confluían lo político y lo religioso.
Si la formación religiosa se impartió, por lo general, en un ambiente de relajación, en la educación física solo se cumplió el programa en lo de los ejercicios desperezantes matutinos, los cuales fueron, y siguen siendo, tradicionales y habituales en la metodología campamental. La carencia de facilidades para la práctica deportiva en la mayoría de instalaciones, o la falta de especialistas, impidió dar demasiada formalidad o rigor a estas actividades, propiciando, por el contrario, un ambiente de recreación deportiva y de participación generalizada, de notable acierto educativo. Normalmente se suele improvisar un programa deportivo de acuerdo con las posibilidades del entorno, y en cuanto a la natación, lo habitual era el baño recreativo con escasas exigencias estilísticas o deportivas.
Las novedades más importantes, se encuentran en lo metodológico, más que en los contenidos están en lo vivencial, en la forma de hacer vivir y reflexionar sobre unos esquemas que se planteaban por los regímenes totalitarios como únicos, siempre bajo el control de los dirigentes para evitar desviaciones. Es de destacar en las normas que se dan para los dirigentes de campamentos la insistencia en el uso de los esquemas y de los guiones elaborados por el sistema político, que planteaban el punto de vista oficial sobre cada uno de los temas, y eliminaba la posibilidad de cualquier desviacionismo político.
Mucho más efectivo desde el punto de vista político, que toda esta teoría planteada a modo de clase, fue la acción vivencial de currículum oculto, materializado en las tareas que el propio plan describía como de realización obligatoria, el llamado estilo sí marcaba una impronta o forma de ser de acuerdo con los parámetros de actuación política del sistema. Lo esencial, en este caso, era conseguir crear un ambiente de convivencia, de movimiento y de actividad lo suficientemente atrayente, para que los jóvenes se sintieran integrados y satisfechos dentro de él, una dinámica de acción en la que los modos políticos y fórmulas externas se imponían de modo subliminal, bien como valores entendidos y aceptados a priori, bien por la lección ocasional o por la ejemplaridad de los dirigentes.
Más que contenidos de tipo paramilitar, en el sentido que conocemos de otro tipo de organizaciones, en los campamentos se atendió a un criterio de eficacia organizativa. La práctica de las formaciones en orden cerrado, resolvía a la perfección el control de grandes grupos de niños y jóvenes, garantizaba la rapidez en los desplazamientos y la seguridad en las marchas, al tiempo que facilitaba la parafernalia de la liturgia política propia de cada sistema. Hitlerjugend, Frente de Juventudes, Pioneros, etc.
En algunos campamentos existieron pistas de aplicación militar, montadas con elementos de fortuna y planteadas como actividad de tipo recreativo-deportivo, nunca con el empleo de armas reales o simuladas, en el caso de España, los fusiles de madera, fueron retirados ya en los primeros tiempos de las Falanges Juveniles de Franco, en cuanto decayó la tensión bélica. Los contenidos de origen scout constituyeron una parte importante de su programa de actividades, ya que, a la manera de los propios scout, el conocimiento de determinadas técnicas o habilidades de las contenidas en el programa, eran planteadas, según la edad, como cursos de especialización en técnicas de actividades en la naturaleza, cuya superación, suponía la concesión de distintivos que, a modo de condecoraciones, se iban colocando en el uniforme, algo muy del agrado de los niños y adolescentes.
[1] BADEM POWELL, R.:Juegos de explorador. Prólogo de D. Teodoro de Iradier fundador de los Exploradores de España.Tip. José Yagües, Madrid. 1914.
BADEM POWELL, R.: Tras las huellas del fundador. Ed. Edebé, Barcelona. 1982.
BOVET, P.:Badem Powell, educador de juventudes. bases psicológicas y valor educativo del escultismo. El instinto de lucha y el ideal de los jóvenes. Ed. Espasa-Calpe. Madrid.1935.
[2] POMAREDA SOLER, J.: La escuela al aire libre y los paseos escolares. Imp. de los hijos de M.G. Hernández, (Jaime Ratés, sucesor de P.Núñez),Madrid. 1903.
POMAREDA SOLER, J.: Organización de la educación popular. Madrid. (Sin fecha ni editor).
[3] CASALS SOLER, M.: Gimnasia, Juegos y Deportes. Ob. cit. Págs. 145-155.
CENTRO EXCURSIONISTA DE CATALUÑA: Club alpino catalán, Club de esquí de Cataluña 1876-1951. Aspectos más importantes que han dado vida al centro. Antecedentes históricos del Excursionismo. Obra cultural del centro. 75 años de excursionismo…. C.E.C., Barcelona. 1951.
CO TRIOLA J.M.: Excursionismo. Ed. Sintes, Barcelona.1930.
PONS i AGULLO, J.: Manresa 1885-1935. Centro Excursionista de la comarca del Bagués.Cincuenta anys dº Historia Gráfica. Barcelona. (Sin fecha ni editor).
PORCEL RIERA, M.: Diario de una colonia escolar en Baleares. Puerto Soller, agosto, 1901. Tip. Lit. de Bartolomé Rotger, Palma de Mallorca. 1901.
[4] BARBERA i SUQUE, J.: História d´una pedra. Cavall Bernat de Monserrat. 1835-1985. Direcció General de l´Esport de la Generalitat de Catalunya. Federació d´Entitats Excursionistes, Barcelona. 1986.
MARTINEZ NAVARRO, A.: El escultismo en el marco de la educación física: su implantación en España, en J. Ruiz Berrio (Ed.): La Educación en la España contemporánea. Cuestiones históricas. Fundación Santa María y S.M..Madrid.1.985. Págs. 151-163.
[5] Yo procedía de los “exploradores”, como casi todos los que actuamos en esta primera etapa de los campamentos juveniles. Conocí personalmente a Badem Powell en Santander y también volví a saludarlo otra vez en un “Jamboree” celebrado en Londres en el “Olimpia-Circus”.
El escultismo, que partió de Inglaterra se extendió por Europa y tuvieron secciones católicas Francia, Holanda, España, etc. Nosotros éramos católicos.
GUTIERREZ, A.: Por los Montes de España, MASTIL. Año XXIII. Delegación Nacional de Juventudes. Madrid. 1965. Pp.18
[6] https://es.wikipedia.org/wiki/Juventudes_Hitlerianas
[7]CUÑAT, R.: Mandar no es estar sobre sino estar con. MASTIL. Año XXIII, DNFJ. Madrid. 1965. pp.17
DELEGACION NACIONAL DE JUVENTUDES: Aire Libre. Madrid. Ed. Doncel. 1967.
[9] DELEGACION NACIONAL DE JUVENTUDES: Aire Libre. Ob. cit.Págs.25-36
[10] DELEGACION NACIONAL DE JUVENTUDES: Aire Libre Ob. cit. Pág. 12.
[11] DELEGACION NACIONAL DE JUVENTUDES: Aire Libre Ob. cit.
[12] LOPEZ-CEPERO, J.M.: La vida al aire libre como potenciadora de vocaciones. “MASTIL”. Año XVIII.