
Maestro de Enseñanza Primaria – Licenciado en Educación Física – Licenciado en Geografía e Historia – Doctor en Historia Contemporánea. Catedrático de Universidad. Líneas de Investigación: Didáctica de la Educación Física. Producción Materiales Didácticos. Historia, Política y Filosofía del Deporte. Formación del Profesorado. Fundador de La European Union Physical Education Associations (EUPEA) Comité de Expertos del Consejo de Europa. Coordinador del Foro Hispanomexicano de la Educación Física y el Deporte
¿PADRES O… HINCHAS, HOOLIGANS, ULTRAS…?
Prof. Dr. Manuel Vizuete Carrizosa
Catedrático de Universidad
Let them play!
¡Dejadlos jugar!
Encontré la frase en una pegatina de uno de los Comités de Expertos del Consejo de Europa en Estrasburgo; la frase venía a ratificar las respuestas mayoritarias a una pregunta que habíamos incluido en otra encuesta similar, y en la que a la pregunta ¿Cuál fue el mejor día de tus clases de educación física en el colegio? La respuesta mayoritaria de los alumnos de primaria encuestados fue: El día que no vino el profesor; Otra pregunta intercambiable pedía ¿Qué tipo de clase de educación física te gusta más? En este caso la respuesta fue: La de juego libre. Ciertamente hubo un porcentaje significativo que apostaba por el deporte; pero la mayoría de ellos eran jugadores infantiles de equipos federados o alumnos de escuelas deportivas.
Parece estar claro que, al menos a nivel de los alumnos, la clase de educación física debería contener como denominador común la asociación de varios factores entre los que distinguimos: actividad física, libertad de acción, juegos, factor de incertidumbre, asociacionismo por identificación de intereses, y toda una serie histórica de actividades de contenidos relacionados con la herencia cultural y folklórica de los pueblos; mientras que en la clase de educación física mantengamos y estén presente estos principios, debidamente integrados en el currículo, podemos garantizar el éxito; sin embargo, por un acusado enfoque deportivista, a partir del último cuarto del siglo XX la educación física ha caído en manos de los principios liberticidas del deporte, cargado de reglas y normas difíciles de entender por individuos en los que su evolución psicológica, todavía no están presentes los conceptos normativos, ni de respeto a la norma que rigen la actividad deportiva, concebidos y pensados para adultos.
Los profesores y profesoras de educación física que somos, desde un punto de vista educativo y cultural una profesión de gentes libres, e independientemente de las formas de entender e impartir la disciplina, y de tratar de trasmitir las escalas de valores que cada uno consideramos como esenciales, no debemos de pasar a la ligera sobre el valor educativo del juego, y sobre su papel en la conformación y en la construcción personal y colectiva como ciudadanos.
Es frecuente que metamos en un mismo saco a hinchas, hooligans y ultras; sin embargo, entiendo, que a la hora de comprender el problema de la relación deportiva, desde un punto de vista cultural, es preciso aclarar estas denominaciones y, una vez hecho esto, valorar su nivel de impacto en los niños y jóvenes a nivel familiar y social.
- Hincha. Teniendo en cuenta las definiciones distintas definiciones del diccionario de la Real Academia de la lengua Española (RAE) se define como hincha al partidario irreflexivo y entusiasta de alguien o de algo, incluidas ideas o valores, y singularmente un equipo deportivo, del que se convierte en un fan o entusiasta incondicional, también definidos como fanático, porrista o forofo. Esta fijación irreflexiva propia del hincha, le pone muy cerca de sensaciones de odio, encono o enemistad, manía, antipatía, odio, animadversión, etc. y cuyas sensaciones o valores en positivo, serían el entusiasmo y el afecto hacia un equipo, grupo, o protagonista de cualquier evento, singularmente el deporte.
- Fan. Por acortamiento de la voz inglesa fanatic se emplea en el sentido de admirador, aficionado, o seguidor, entusiasta de alguien o algo. Este anglicismo puede ser sustituido por las palabras y conceptos españoles de admirador, aficionado, forofo, seguidor, etc.
- Hooligan. Realmente la voz responde a un personaje histórico llamado Edward Hooligan, que residió en el sudoeste de Londres a finales del siglo XIX (1877?) borrachín, pendenciero, nada adicto al trabajo y famoso por protagonizar todo tipo de peleas.
Con esta palabra identificamos, en español, al hincha británico de comportamiento violento y agresivo, grandes bebedores de cerveza y alcohol y espíritu gregario, que suelen buscar el enfrentamiento con grupos de seguidores del equipo contrario. En ocasiones y especialmente en los llamados derbis entre equipos de competencia histórica, o de la misma ciudad.
Llama especialmente la atención dentro de ese espíritu gregario al que hago referencia, el espíritu de acción conjunta y semi organizada del grupo, en el deseo de protección grupal frente a otros similares, tanto dentro como fuera del estadio; a mi modo de ver, ese deseo, y la sensación de sentirse protegidos dentro de la masa serían determinantes a la hora de decidirse a formar parte de un colectivo hooligan concreto
- Ultras, se aplica este nombre, en Europa, a algunos grupos de aficionados organizados que apoyan a equipos deportivos, mayoritariamente de futbol; comparten características y modos de actuación con otros grupos violentos relacionados con el deporte como los hooligans, las barras bravas, las torcidas brasileñas, los tifosis italianos, etc.
Ubicados en un lugar específico de los estadios, sus características esenciales serían la de su nivel de organización, jerarquización, actuación siguiendo un plan establecido, fijación de objetivos, mantenimientos de rencores, y/o enemigos utilización de algún tipo de armas y/o de elementos contundentes, etc. El momento de aparición de estos grupos con las características señaladas y diferenciales, tiende a situarse, desde un punto de vista histórico y cultural en la década de los sesenta en Italia, en primer lugar, posteriormente en el resto de Europa y, en menor medida, en el norte de África. Consolidándose definitivamente como fenómeno social y cultural, y como fenómeno de exhibición de la violencia en la década de los ochenta, en la que se consolidan sus ritos y exhibiciones urbanas, consiguiendo notoriedad pública.
Entendiendo el deporte como un fenómeno cultural, de educación social por impregnación, y en gran medida hereditario en sus nociones sociales y de pertenencia, procede ahora tratar de entenderlo, de la mano de la educación familiar, técnico educativo y de los profesionales del deporte que se sitúan como referentes de estos presupuestos socio culturales que hemos definido anteriormente.
Desde la educación familiar.
Desde los especialistas en educación
Desde los deportistas profesionales
El tema merece una reflexión profunda sobre la que volveremos.