COVID19 Y FÚTBOL. HOOLIGANISMO, INSOLIDARIDAD, ANTIVALORES, ANTIHIGIENE.

Maestro de Enseñanza Primaria – Licenciado en Educación Física – Licenciado en Geografía e Historia – Doctor en Historia Contemporánea. Catedrático de Universidad. Líneas de Investigación: Didáctica de la Educación Física. Producción Materiales Didácticos para la Educación Física Escolar. Historia y Filosofía del Deporte y de la Educación Física. Formación del Profesorado de Educación Física. Fundador de La European Union Physical Education Associations (EUPEA) Comité de Expertos del Consejo de Europa (EF, Deporte Escolar y Deporte para Jóvenes) Coordinador del Foro Hispanomexicano.

COVID19 Y FÚTBOL. HOOLIGANISMO, INSOLIDARIDAD, ANTIVALORES, ANTIHIGIENE.

No voy a detenerme en considerar lo terrible de esta pandemia, ni sobre la dureza que supuso el confinamiento de tres largos meses con miles de compatriotas muertos, o supervivientes sujetos a enormes secuelas de por vida. A lo largo de toda esta dura experiencia, lo más destacable, aparte de los problemas y preocupaciones generados por la enfermedad, las angustias de la carencia de soluciones y la escasez de equipamientos; en segundo lugar, la preocupación de una nada despreciable cantidad de europeos, era si se mantendrían abiertos los estadios de fútbol para presenciar los encuentros y, sobre todo, como terminar la Liga de Futbol, la Premier League o  la Bundesliga como serían las promociones de una a otra división y  como quedarían la Champion League y la Euro liga.

He señalado, en múltiples ocasiones, las diferencias existentes entre la actividad física entendida como acción educativa, y como práctica o participación social; ciertamente aunque nos empeñemos en meterlas en el mismo saco, al final, como el agua y el aceite, se acaban separando y una sobrenada sobre la otra. La educación física es programada e intencional, orientada a la educación para la salud, en tanto que el deporte, desde su fundación británica por Thomas Arnold,[1] tiene como objetivo de su práctica la educación en valores, llevada a cabo de forma incidental y por impregnación como una forma de cultura; por ello, no es erróneo denominar al movimiento deportivo universal, como Cultura Deportiva.

Como cualquier otra forma de cultura, la cultura deportiva es social y  está determinada por las escalas de valores de la sociedad en la que se asienta; bien es cierto que con una enorme permeabilidad, y nada resistente a aceptar influencias foráneas. Como cualquier cultura de base competitiva, se viste de una enorme simbología que va desde lo material a lo visual y artístico, llegando al patrimonio inmaterial de los valores expresados en los himnos y coreografías.

Himno del Sevilla FC cantado por «El Arrebato»

El aprendizaje de estas pautas y modos culturales se lleva a cabo de forma incidental, sin estar sujeto a ningún principio educativo intencional y programable; simplemente el entorno cultural y las vivencias personales te incluyen de forma espontánea y, normalmente, de por vida en un determinado equipo y en unos colores identitarios. En palabras de un ilustre político, se puede cambiar de partido político sin problemas, pero es casi imposible cambiar de equipo de fútbol.

La pertenencia a unos colores, no excluye, en modo alguno, la adscripción a otros no coincidentes, ya sea por ser un deporte diferente, distintos niveles de competición, etc. Aunque, en muchos casos, sustenten valores distintos e identidades dispares.

En cuanto a los contenidos, en primer lugar hemos de considerar las ideas sociales, e incluso políticas que sustentan; esto ha sido tempranamente entendido por la clase política y por las élites sociales y económicas, los conocidos como Barones del Deporte, para los que la práctica deportiva y los deportes, no son otra cosa que una forma de hacer dinero o conseguir y/o justificar acciones políticas.

Los valores están siempre presentes, por exceso o por defecto, revestidos de justificaciones educativas, sociales o políticas, constituyen una parte esencial del entramado que sustenta y aún determina diferentes modos o actitudes de comportamiento personal y social: ser mes que un club, der Betis man que pierda, atlético sufridor, never walk alone! Etc.  Son expresiones identitarias que  justifican formas de pensar e incluso idiosincráticas de los individuos. Estas cargas de valores identitarios son institucionalmente asumidas, y promocionadas, por los Barones del Deporte para sus propios objetivos.

Himno del Atlético de Madrid – Centenario

Se trata, en todo caso, de ofrecer un producto de acabado sobresaliente que impregnado de los ideales y de la axiología conveniente, en cada circunstancia, satisfaga las necesidades sociopolíticas y/ tecno económicas de las empresas del deporte y mantenga en movimiento uniformemente acelerado la espiral económica deportiva.

Hechas estas consideraciones, es preciso entrar en el objeto del título,  definiendo y justificando cada uno de  los contenidos. Al objeto de evitar ser subjetivo, tomaremos el diccionario de la RAE como punto de partida de las definiciones. En cuanto a los seguidores, tendríamos todo el panorama cubierto; el hooligan, es definido como hincha británico de comportamiento violento y agresivo; sin embargo, es preciso advertir, que los procesos de europeización y de globalización, son perfectamente reconocibles en los comportamientos de casi todas las hinchadas europeas en mayor o menor medida; así tendríamos que hablar de este fenómeno en sus distintas variables nacionales en todos los países europeos.

Ascenso del Sabadell – España

El covid19, si algo ha dejado claro es su facilidad de infectar y trasmitirse de persona a persona y generar brotes o grupos de infección con enorme rapidez; por tanto, la solidaridad, entendida como adhesión circunstancial a la causa de otros, se entiende, en derecho, como obligación in solidum; es decir, que el riesgo que por contacto es posible prever, incluso con resultado de muerte, obliga a seguir un procedimiento conductual que garantice, en este caso, el respeto a la distancia y a la integridad de la salud de los otros, mediante la observancia de  las reglas y normas que nos han sido dadas.

En cuanto a los valores, entendidos como hecho cualitativo: Persona que posee o a la que se le atribuyen cualidades positivas para desarrollar una determinada actividad. Sin entrar en la dialéctica axiológica de valor-antivalor, parece estar claro que el  desprecio a la salud propia y sobre todo a la de los otros, está lejos de los valores y de la escala axiológica del propio deporte, como medio de educación social y en valores.

Clasificación Eurocopa del PSG – París – Francia

La higiene, definida como  Parte de la medicina que tiene por objeto la conservación de la salud y la prevención de enfermedades. Limpieza o aseo, se concreta, en el caso de la pandemia, en el respeto de la distancia social, el uso de la mascarilla, el frecuente lavado de manos, y la desinfección con geles hidro alcohólicos. Ni que decir tiene que escupir en el terreno de juego; si siempre fue una acción reprobable, en estos momentos, debería ser incluso punible.

Escupitajos

He sostenido, y lo mantengo, que el fútbol no es un deporte violento, al menos no lo es en mayor medida que cualquier otra práctica deportivo-competitiva; de la misma manera digo que la violencia, si  la hay, está más en la grada, e incluso en los despachos, que en el terreno de juego; en  esto no hay excepciones y van desde el público y los seguidores de las grandes competiciones a los niveles infantiles.

El parón de los usos y costumbres, que indudablemente está suponiendo la pandemia, debería servir para articular una serie de medidas que hicieran que el fútbol post covid19, consiguiera hacer llegar a la grada y a los  seguidores, un comportamiento más acorde con los valores del deporte, más empático y más higiénico.


[1] THOMAS ARNOLD, (1795-1842), es conocido como el Padre del Deporte, clérigo protestante, introductor de grandes reformas en la enseñanza en Gran Bretaña, especialmente entre 1827 a 1842 en que ocupó el cargo de Headmaster del Rugby College. Se propuso reformar las costumbres de los estudiantes mediante el fomento en sus alumnos de la afición por los juegos reglamentados para desarrollar la iniciativa y la responsabilidad, recomendando además, la máxima lealtad en sus acciones definiéndolo como fair play. El método de Arnold, se extendió rápidamente por los Colegios y Universidades Inglesas como uno de los elementos decisivos de la educación integral, y posteriormente a través de la expansión comercial y política británica al resto de Europa y a los Estados Unidos de América. 

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