NACIONALISMO Y DEPORTE. EL RACISMO Y LA XENOFOBIA CONTRAVALORES DEL ESPIRITU DEMOCRATICO Y UNIVERSAL DEL DEPORTE. PIQUÉ COMO VICTIMA DEL SISTEMA.

Manuel Vizuete Carrizosa

MANUEL VIZUETE CARRIZOSA

Maestro de Enseñanza Primaria – Licenciado en Educación Física – Licenciado en Geografía e Historia – Doctor en Historia Contemporánea. Catedrático de Universidad. Lineas de Investigación: Didáctica de la Educación Física. Producción Materieles Didácticos para la Educación Física Escolar. Historia y Filosofía del Deporte y de la Educación Física. Formación del Profesorado de Educación Física. Fundador de La European Union Physical Education Associations (EUPEA) Comité de Expertos del Consejo de Europa (EF, Deporte Escolar y Deporte para Jóvenes) Coordinador del Foro Hispanomexicano.

NACIONALISMO Y DEPORTE. EL RACISMO Y LA XENOFOBIA CONTRAVALORES DEL ESPIRITU DEMOCRATICO Y UNIVERSAL DEL DEPORTE. PIQUÉ COMO VICTIMA DEL SISTEMA.

A mí me han llamado… de todo, a coro y con música, estadios enteros

y no me he dado por enterado.

Pablo Sánchez Ibáñez – Árbitro Internacional FIFA

 

No es por casualidad, ni tampoco una moda pasajera, que la FIFA haya adoptado el lema del NOT TO RACISM / NO AL RACISMO, como una divisa permanente a colocar en su frontispicio y en las campañas de promoción y divulgación de los grandes eventos deportivos. La organización del fútbol mundial es consciente, de que si algo puede acabar con el mayor espectáculo del mundo es la lacra del nacionalismo y el cáncer del racismo.

Sin duda que el deporte es, con mucho, el fenómeno de mayor proyección del mundo contemporáneo. El deporte, paraliza las ciudades, detiene los ritmos de producción, obliga a planteamientos políticos, altera la vida y el orden público, genera sus propias dinámicas y espirales económicas y, en su máxima dimensión, recibe el mismo tratamiento que una forma de estado.

La dimensión alcanzada por el deporte, desde su aparición en los finales del siglo XVIII a nuestros días es, ciertamente, universal e inabarcable; por ello, no puede resumirse ni simplificarse como si refiriéndonos al fenómeno, hablásemos de un hecho unidimensional y no de una hidra de infinitas cabezas con una capacidad de multiplicación, también infinita. Este hecho nos plantea, desde el principio, dos cuestiones claves: como es posible que el deporte en menos de dos siglos haya alcanzado una dimensión mayor y un mayor número de adeptos, incluido fanáticos, que las religiones y, en segundo lugar, si es o no posible que refiriéndonos al deporte podamos entenderlo como un factor de globalización en sentido estricto.

He delimitado, en otro momento,[1] las diferencias conceptuales entre los términos Cultura Física, Deporte, Educación Física y Actividad Física, como partes diferenciadas e identificables de un todo más amplio que denominamos Cultura del Movimiento, entendida esta como punto de encuentro y eje de la participación ciudadana en una formas nuevas de ser y relacionarse que responden a la cultura contemporánea.

No es menos cierto que el deporte, como fenómeno social y político, se extendió bajo las botas de los ejércitos británicos en su etapa colonial, jugando el mismo papel que el que en los siglos XV y XVI, había jugado la religión en el proceso de construcción de las grandes nacionalidades. La lengua, la cultura del té, y la práctica de los deportes británicos, definen y distinguen, claramente, a los países que fueron objetos de esta colonización.

Es cierto que desde una visión actual del deporte y de las actividades físicas no podemos pasar por alto las dimensiones económicas, sociales y políticas del fenómeno deportivo,[2] sin embargo y por otra parte, el mundo del deporte y de las actividades físicas se encuentra atrapado por una serie de contradicciones entre lo que la masa percibe como cultura y lo que en realidad no es otra cosa que, de acuerdo con Eco[3], maniobras de grupos económicos y también políticos, que cuentan con especialistas de todo tipo para servir a sus intereses de lucro, proyección pública o manipulación política y social, sin que la cultura o la educación como tal, tengan acceso a participar en los recursos que permitirían acceder a la masa al fenómeno desde una perspectiva axiológica. Los factores que, determinan estas contradicciones serían:

Imagen2

Una vez que hemos accedido al empleo de la palabra deporte y establecida su presencia cultural como un hecho socialmente independiente e interconectado, es preciso que no olvidemos tres cuestiones importantes:

  • Que el deporte posee efectivamente una dimensión cultural y social entroncada con la cultura de masas y que posee, en este sentido, una dinámica y una personalidad propios.
  • Que el deporte es un medio de educación social y cultural y que, tal como fue concebido en su origen, debe formar parte de los currículos de educación física, como un contenido independiente, pero teniendo siempre claro que es una estructura culturalmente cerrada y superpuesta a la cultura en la que nos desenvolvemos, susceptible de manipulación interesada a favor de intereses no educativos o bastardos, cuyo objetivo y funcionalidad sería la promoción o educación social de los futuros ciudadanos, orientada a intereses ajenos a la libertad de acción y de pensamiento.
  • Que en este momento, el deporte, comienza a enfrentarse a una crisis creciente de identidad y de valores que, en un futuro inmediato, van a poner en riesgo su existencia como una estructura social y cultural válida.[4]

Podemos asegurar, sin temor a equivocarnos, que una de las consecuencias del mega-desarrollo del deporte en la sociedad occidental ha sido la sportificación de la misma. Este concepto no supone la existencia de una sociedad practicante de deportes o actividades físicas, sino que adopta determinadas señas de identidad externas y de comportamiento o lenguaje que en unos casos son propias del deporte, y en otros, las más de las veces, no se refieren al hecho de ser un practicante de actividad física, sino de ser reconocido como poseedor de una forma de ser identificable como sportiva, o en el sentido de pertenecía como grupo social o política, identificado con ideologías políticas o comportamientos sociales, que van más allá de lo deportivo; el Barça mes que un club, los innumerables grupos del hooliganismo o grupos ultras ideologizados existentes.

La sportificación de la sociedad, no obstante, ha de ser entendida en una doble condición, de una parte la ya mencionada de identificación con formas de ser y entender la vida, pero también, en el sentido literal de la práctica deportiva, desde la superación de los viejos esquemas del deporte ortodoxo y tradicional, por la más flexible aplicación del concepto deporte para todos como una opción real de acercarse a los beneficios de la práctica de actividades físico deportivas sin intención competitiva o formal. En este sentido, es preciso señalar, que la sociedad civil, ha roto con el monopolio de los clubes deportivos tanto sociales, privados y tradicionales, como los públicos generados por los poderes públicos como una forma de proyección y control político y ha desbordado las previsiones más optimistas de desarrollo de la actividad deportiva que podrían haberse formulado en los setentas u ochentas.

Las consecuencias previsibles de este fenómeno serán, sin duda, la democratización de las viejas y obsoletas estructuras del deporte, ancladas en modelos tradicionales e inmovilistas de escasa utilidad social y sujetas a manipulación por parte de los poderes públicos y los inetresas de grupos de todo tipo. En este sentido, a la deportivización del deporte, debería suceder una desdeportivización del deporte.[5] Al establecer estos dos conceptos, Crum se está refiriendo a la necesidad de reducir el esfuerzo económico, social y político, empleado en el deporte de elite, como una reacción contra este deporte meritocrático, en beneficio de una idea más democrática y más en consonancia con la idea del deporte para todos. Posición esta que, estaría mucho más en relación con las orientaciones de la sociedad actual y con valores del postmodernismo como: autorrealización y salud, narcisismo y hedonismo, deportes alternativos, recreación, aventura, mejora de la condición física, etc.

Volviendo a nuestra idea original en la que definíamos la situación del deporte como una hidra de infinitas cabezas en la que el concepto deporte ha generado y dado lugar a una larga serie de formas de entenderlo y en el que cada una de las tendencias o sistemas, se vuelve a subdividir en otra larga serie de nuevas modalidades, sin solución de continuidad, de tal manera que cada uno de ellos se presenta como una especie de tienda con diferentes ofertas de artículos, con diferentes y nuevas reglas, para nuevos y diferentes clientes que, a su vez, poseen diferentes tipos de expectativas.

Esta discusión planteada por Crum, nos llevaría, indefectiblemente a tres cuestiones claves a tener en cuenta en el caso que nos ocupa como elemento central de nuestro artículo:

  1. ¿Qué referentes o modelos deportivos han sido aplicados y potenciados desde la estructura política nacionalista como elementos identificativos de la práctica de un deporte, y que papel han jugado las banderas y sentimientos asociados, de un determinado signo, como medios de educación social orientados a crear valores imaginarios asentado en las diferencias de raza o comunidad?
  2. ¿Qué valores se han trasmitido como diferenciadores de raza de o discriminación social, mediante el uso del deporte como elemento de cultura de masas, maleables e influenciables desde un planteamiento visceral e irracional de las actividades físicas?
  3. ¿Qué estructuras deportivas y de poder, han sido las promotoras e interesadas en esta manipulación del fenómeno deportivo?

Las respuestas a estas cuestiones no son extrañas y, en modo alguno complicadas, desde la Grecia Clásica a nuestros días. El uso y la manipulación de los sentimientos a través del deporte son un hecho reconocible desde las celebraciones olímpicas de la antigüedad a los JJOO de la era moderna, y desde el circo romano a los estadios de fútbol de la actualidad.

A las innumerables interrogantes que se abren tras esta diferenciación interna del deporte solo cabe, como posibilidad, remitirse a la escuela y a la teoría educativa ética y deontológicamente fundamentada para que se establezcan las posiciones educativas ante cada fenómeno y se definan los valores consecuentes a cada uno de estos modelos. De acuerdo con ello, y desde una posición educativa y de salud, sería importante establecer actitudes ante cada uno de los interrogantes anteriores.

El problema, en este caso, sería determinar en qué medida la posición social sobre el deporte, mundialmente considerada, es resultado de los procesos educativos intencionales y en qué medida estas posiciones sociales están mediatizadas por los medios de comunicación y por la práctica o experiencia personal informal y, una tercera vía, cuál sería el resultado y por tanto la posición final que sobre el deporte, tendrían los colectivos sociales a la hora de abordar su participación en la cultura del movimiento.

El nacionalismo y los movimientos separatistas de todo tipo, han encontrado siempre en el deporte un buen terreno en el que plantar las semillas del racismo y la xenofobia. La imagen del deportista como depositario de valores nacionales y de identidad diferenciada del resto, justificaría, por otra parte, los conceptos de supremacía racial y las posteriores limpiezas étnicas que siguieron a los movimientos nacionalistas y fascismos del pasado siglo. En cualquier caso, el deporte como institución, siempre fue condescendiente, cuando no complaciente con este tipo de situaciones.

Hitler Inaugura Los Juegos Olímpicos de Berlín 1936

El General Videla y la Cúpula Militar de la Dictadura Argentina inaugura el Mundial FIFA del 78

La globalización, como fenómeno contemporáneo tiende a ser entendida como una especie de plaga o mal necesario e inevitable producto de la aceleración de los tiempos, de la revolución tecnológica y de la comunicación. Desde mi punto de vista, el carácter multidimensional que he explicado y que define al deporte contemporáneo, no permite hablar de globalización; pero tampoco es aceptable negarla. Dicho esto procede que señalemos como característica propia el que hay aspectos del deporte que ya están globalizados desde la época de la guerra fría, como los relacionados con la proyección política y económica del fenómeno, otros que forman parte de esa globalización como los aspectos mercantiles relacionados con los equipamientos y las marcas, otros mediatizados por el férreo control federativo y los clubes de grandes barones del deporte y, finalmente los relativos al espectáculo en los que participan deportistas y grandes clubes, en torno a oscuros intereses y planteamientos económicos.

Solo en el deporte institucionalizado, es posible aplicar hoy día la vieja expresión política del atado y bien atado del franquismo. Las transferencias en deporte a las Comunidades Autónomas en España, se hicieron de forma apresurada y sin depurarlas de los viejos vicios asentados durante la dictadura; es por eso que es posible distinguir, sin temor a equivocarnos, los viejos tics franquistas en las instituciones deportivas: opacidad en los procesos, democracia orgánica, dirigentes que se perpetúan en los cargos y que incluso nombran sus herederos o delfines.

En los últimos días asistimos a un nuevo fenómeno que no solo se generaliza sino, que nos tememos que irá en aumento. El jugador del FC Barcelona, Gerard Piqué, va a entrar en la historia como lo hizo Henry Bosman, aunque por causas diferentes. Es cierto que, también en cualquier orden de la vida, se cumple el principio físico de acción y reacción y que nos encontramos ante una reacción social que, sin duda, ha sido largamente incubada y que nada tiene que ver ni con el deporte ni con el personaje.

Pique: «No me arrepiento de nada, no voy a pedir perdón»

Nacido en el 87, Piqué es un producto genuino de un sistema educativo y social que ha vendido una particular visión de España y de los españoles en el que, los mantras del España nos roba, Puta España, etc. han calado como lluvia fina en las nuevas generaciones de catalanes sin que, en su mayoría, se hayan cuestionado la veracidad de tales aseveraciones o la posibilidad de conocer mejor al vecino, de tal manera que, más que un sentimiento de identidad nacionalista, la escuela catalana ha desarrollado un sentimiento excluyente de todo lo español. El español es el enemigo que además no se da por enterado, hasta ahora, donde probablemente la agresión comienza a ser dolorosa y una reacción desproporcionada es más que previsible.

Más que el malo de la película, Piqué es la victima del sistema educativo y también deportivo catalán. No ha dicho nada ofensivo y se ha manifestado con plena libertad, siguiendo los dictados de sus maestros, sus profesores y su entorno social y familiar. En sus apariciones recientes cuando se manifestaba como defensor de los colores de la camiseta de la selección española, su rostro dejaba entrever la confusión a la que el sistema le ha llevado. Él es consecuente con la educación recibida, pero a la vez es también consecuente con una forma de sentirse deportista y miembro de un equipo, compartiendo los valores que representa. Es simplemente la victima de tantos políticos interesados en desfigurar las realidades en provecho propio, que hicieron de la educación catalana un coto donde cultivar odios y miserias.

No es un problema de lengua propia, que ha de ser conservada y potenciada como el tesoro que es. Es un problema de intereses más o menos inconfesables, algunos tres décadas después y otros en proceso de ser desenterrados y sacados a la luz pública, para escándalo del mundo contemporáneo.

La reacción es desproporcionada, ha llegado tarde y mal. Quienes deberían responder de la situación, o de los lodos que trajeron aquellos polvos, son los políticos que alimentaron el odio y la mentira. Si Sócrates fue condenado por pervertir a la juventud ateniense ¿Qué correspondería hacer con los políticos del odio y la miseria? A Piqué le recomendaría la sabiduría de Pablo Sánchez Ibáñez con lo que empezaba, aunque te silben a coro y con música, se tú mismo y sigue adelante.

Bibliografía:

CRUM, B.: The sportification of the society and the internal differentiation of sport. Conferencia impartida en el seno del Congreso FISU “Change and the human dimension of Physical Activity” Buffalo, NY, USA – 8-11 Julio de 1993.

ECO, U.: Apocalípticos e Integrados, Barcelona 1985. Ed. Lumen

SIMSON, V. & JENNINGS, A.: The Lords of the Rings. Power, Money & Drugs in the modern Olympics, London 1992, Simon & Schuster

VIZUETE, M.: La educación física, el deporte y el poder político en el diálogo Norte-Sur. En La Educación Física en el siglo XXI, Actas del Primer Congreso Internacional de Educación Física, Madrid, Fondo Editorial de Enseñanza (FEDE), 1999

VIZUETE, M.: Euroeducación física. Encuentro de culturas.en Actas del III Congreso Internacional de Educación Física e Interculturalidad. Díaz Suárez, A. (Coord.) Rodríguez García, P.L. y Moreno Murcia, J.A. Murcia 2002. Consejería de Educación y Cultura. CD.

[1] VIZUETE, M.: Euroeducación física. Encuentro de culturas.en Actas del III Congreso Internacional de Educación Física e Interculturalidad. Díaz Suárez, A. (Coord.) Rodríguez García, P.L. y Moreno Murcia, J.A. Murcia 2002. Consejería de Educación y Cultura. CD.

[2] SIMSON, V. & JENNINGS, A.: The Lords of the Rings. Power, Money & Drugs in the modern Olympics, London, Simon & Schuster , 1992

[3] ECO, U.: Apocalípticos e Integrados, Barcelona 1985. Ed. Lumen

[4] VIZUETE, M.: La educación física, el deporte y el poder político en el diálogo Norte-Sur. En La Educación Física en el siglo XXI, Actas del Primer Congreso Internacional de Educación Física, Madrid, Fondo Editorial de Enseñanza (FEDE), 1999             pp. 75-93

[5] CRUM, B.: The sportification of the society and the internal differentiation of sport. Conferencia impartida en el seno del Congreso FISU “Change and the human dimension of Physical Activity” Buffalo, NY, USA – 8-11 Julio de 1993.

2 comentarios sobre “NACIONALISMO Y DEPORTE. EL RACISMO Y LA XENOFOBIA CONTRAVALORES DEL ESPIRITU DEMOCRATICO Y UNIVERSAL DEL DEPORTE. PIQUÉ COMO VICTIMA DEL SISTEMA.

  1. me parece que por medio del deporte se fomente toda esta cosa como lo es el cáncer del racismo y el nacionalismo, por medio del deporte podemos ver que es una cultura a las masas, por medio de esto podemos observar la manipulación de las ideas y los valores y la publicidad barata que nos atrofia a través del deporte, a los deportistas los manejas como mercancía al patrocinar de una marca o dicha propaganda y lo peor de todo que apenas pasa su nivel mas alto deja de seguir. también se observa la manipulara al cliente como la masa que es con lo publicitario.

  2. desde mi punto de vista considero que el deporte en muchas ocasiones es utilizado como negocio ya que cuando se trabaja a nivel de organización gubernamental, el apoyo económico para muchos deportistas está, solo que los dirigentes políticos aprovechan esto para simplemente apoderarse de ellos y lucrarse, en otras ocasiones las personas utilizan el deporte para simplemente sacar dinero, utilizarlo como una fuente de ingreso, sin tener ningún propósito o ideas o metas clarar a que llegar con estos deportistas, también considero que por otra parte hay personas que utilizan el deporte para utilizar el medio de desarrollo cultural que necesitan las personas y a su vez poder concienciar las personas de tener un hábito saludable y muchas veces llevar a estos deportistas a un alto rendimiento.

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