EL CONTEXTO HISTÓRICO Y POLÍTICO DEL DESARROLLO DE LA EDUCACIÓN FÍSICA EN ESPAÑA. DE LA DICTADURA FRANQUISTA AL FRANQUISMO SOCIOLÓGICO ( y 3 )

Prof. Dr. Manuel Vizuete Carrizosa
Maestro de Enseñanza Primaria – Licenciado en Educación Física – Licenciado en Geografía e Historia – Doctor en Historia Contemporánea. Catedrático de Universidad. Líneas de Investigación: Didáctica de la Educación Física. Producción Materiales Didácticos. Historia, Política y Filosofía del Deporte. Formación del Profesorado. Fundador de La European Union Physical Education Associations (EUPEA) Comité de Expertos del Consejo de Europa. Coordinador del Foro Hispanomexicano de la Educación Física y el Deporte.

DE LA DICTADURA FRANQUISTA AL FRANQUISMO SOCIOLÓGICO EN LA EDUCACIÓN FÍSICA.

En contra de la creencia firmemente asentada y generalizada actualmente en España, tanto desde un punto de vista técnico como desde la generación de las propias ideas políticas, la aportación del franquismo a la educación física y al deporte escolar es escasa. Todos los planteamientos llevados a cabo por el franquismo para el desarrollo de la educación física y del deporte en los centros de enseñanza, tienen su origen en la legislación y en las medidas llevadas a cabo por la Dictadura de Primo de Rivera.

La educación física alcanza con el franquismo una nueva dimensión, aunque los planteamientos técnicos y las estrategias de implantación son heredados de la Dictadura de Primo de Rivera, la diferencia esencial en el tratamiento dado a la disciplina por ambas dictaduras radica en el hecho de que, mientras que las intenciones de los primorriveristas no pasan de lo higiénico y de lo educativo como medida preventiva de salud, el objetivo esencial del franquismo es el de hacer de la educación física un instrumento para la formación política.

Las bases de lo que habría sido el plan de educación nacional-sindicalista si no llega a malograrse por la competencia establecida, o guerra abierta que se produce entre el grupo de Ridruejo y la Iglesia por el derecho a la educación, desde los últimos días de la guerra civil. El triunfo fue de la Iglesia, el propio Ridruejo[1]  reconoce  que no podría haber sido de otro modo, malogra la pretensión de implantación del planteamiento educativo nacional-sindicalista como método escolar. Sin embargo, fieles a su teoría de la actividad y de las formación por las vivencias y la acción los falangistas reivindican la inclusión en el currículum escolar, con carácter obligatorio, de una parcela educativa hasta entonces inexistente y que, denominada Formación del Espíritu Nacional, estará compuesta por tres materias: formación política, educación física y educación premilitar.

En el desarrollo de estas enseñanzas no se abandonará nunca el concepto de educación total que tenía el sistema en su origen: todo joven es un educando en cualquier momento y en cualquier lugar. Frente a los planteamientos educativos aularios tradicionales, esta nueva acción educativa se plantea tanto dentro como fuera del aula y los hilos conductores que la posibilitan son la educación física y los deportes.

Los sectores más integristas del falangismo no abandonaron fácilmente la idea de sacar adelante su modelo educativo de la juventud; este es el origen de las Universidades Laborales, instituciones desde las que se pretendía, mediante la disponibilidad total de los alumnos, la transformación de los hijos de los obreros en obreros especializados y en técnicos de grado medio para la industria, siguiendo el modelo educativo nacionalsindicalista en el que, no obstante, la educación católica quedaba garantizada ya que se encarga de la gestión y de la administración de la Universidad Laboral a una orden religiosa. La presencia permanente de los instructores del Frente de Juventudes, o de la Sección Femenina en su caso, que tenían que residir en el recinto de la propia institución con sus familias, garantizaban la ocupación constructiva del tiempo libre mediante el deporte y las actividades culturales, así como el adecuado ambiente moral.

Con una declarada separación de sexos, masculinas y femeninas, se trasladó a las Universidades Laborales el espíritu de vida cuartelera y de campamento en la organización de la vida diaria de los estudiantes: actos de izar banderas, comedores colectivos y control exhaustivo del horario y de las ocupaciones de los alumnos por parte de educadores no docentes. Por otra parte, se implantó la calidad de la educación que se pretendía para instituciones que debían reflejar el modelo educativo del partido: organización de los estudiantes en colegios independientes dentro de la misma universidad, bibliotecas especializadas, modernos talleres, grandes campus abiertos con instalaciones deportivas dotadas de la más alta tecnología y medios existentes, uniformidad deportiva y de calle para los alumnos y facilidades y medios económicos para que el profesorado acudiera a cualquier lugar, dentro y fuera de España, para ampliar sus conocimientos.

La evolución de la sociedad y de las circunstancias políticas influyen en el método, así, desde las grandes exhibiciones gimnásticas de los primeros años, al modo alemán e italiano, se evoluciona, a partir de principios de los sesenta, a un nuevo modelo cuyo eje central es el deporte escolar[2] . Este hecho coincide con la desaparición de las Falanges Juveniles de Franco, de tal manera que la proyección política de gran mimetismo militar y militante que tenían estas unidades paramilitares, se cambia por una visión civil, lúdica y participativa a través del deporte escolar. El cambio es oportuno y tácticamente acertado, incluso la Iglesia, que había mostrado sus recelos a participar en estos campeonatos, reivindicando unos campeonatos propios de los colegios religiosos, pasa a ser la gran protagonista del deporte escolar y su principal valedora. Curiosamente desde 1976 el deseo de los sucesivos gobiernos por cambiar el modelo, ha chocado siempre con la tenaz resistencia de la Iglesia y de sus instituciones educativas frente a cualquier cambio del esquema implantado por el Frente de Juventudes.

La instituciones del Movimiento desempeñaron, a través de la utilización de la educación física y el deporte, una doble función; por una parte mantuvieron un nivel aceptable de actividad para poder responder a las, cada vez menores, demandas de proyección política del régimen, y por la otra constituyeron un núcleo, cada vez más especializado, en torno a una estructura claramente administrativa en el caso de los varones así como la formación del germen del deporte femenino, que amordazado por la fuerte presencia política durante el franquismo se desarrollaría con posterioridad.

Durante el franquismo, la presencia de la educación física en los distintos programas educativos, su consideración y su permanencia, la obligatoriedad o la duración, estuvo sujeta a condicionantes de tipo político. La problemática que inspira el trabajo con el cuerpo, la utilidad o rentabilidad política, la ideología y el posicionamiento cultural del legislador, determinan, más que en cualquier otra disciplina, el lugar que debe ocupar en la planificación educativa. Por ello, en el momento en que se establece como obligatoria por el franquismo, convergen sobre la educación física toda la serie de factores que hemos ido planteando. No sólo se tienen en cuenta los beneficios educativos o utilitarios correspondientes, en este caso, los ganadores en la contienda imponen por decreto su propia idea sobre la educación corporal. Lo que hasta entonces había sido solo un deseo científico-educativo se materializa, desde el poder, dotándolo del contenido patriótico y político conveniente.

La formación del profesorado de educación física, adquiere en el franquismo unas especiales connotaciones que evolucionan a lo largo del período y que van, en el caso masculino, desde el oficial provisional excombatiente reciclado mediante un curso, más o menos largo, al joven promocionado desde las Falanges Juveniles de Franco y devoto del caudillo y de estos a una nueva generación, sin motivación política, atraída por la educación física y los deportes, para los que la cuestión política es un mal necesario que llevan aparejados los estudios de educación física. La formación del profesorado femenino respondió a las particularidades de la organización encargada de su formación. La Sección Femenina de F.E.T. y de las J.O.N.S. mantuvo durante todo el período su esencia y su estructura de partido político. Mientras que el Frente de Juventudes, responsable de lo masculino fue y se comportó siempre como administración del Movimiento.

La incapacidad institucional para dar respuesta a la demanda de personal especializado, que cubriera todas las plazas generadas por la exigencia de las nuevas asignaturas de la formación del espíritu nacional, abrió la puerta de los militantes, tanto del Movimiento como de la Sección Femenina, para el acceso, sin preparación técnica y sin capacidad profesional, al ejercicio de la docencia de la educación física y a la organización del deporte escolar, como pago por los servicios prestados o en respuesta a la fidelidad. Esta medida, de la que el país no se ha recuperado todavía, situó los intereses políticos por delante de los objetivos educativos, retrasando en más de veinticinco años el desarrollo educativo de la educación física y desvirtuando para siempre el sentido educativo del deporte escolar.

El I.N.E.F. o la institucionalización del franquismo sociológico.

El origen del INEF es la historia de un desamor, y del cúmulo de circunstancias políticas que tienen lugar entre determinados personajes de la política del Movimiento y el propio Franco, las cuales desembocan en la creación de una institución cuyo nacimiento es, si no irregular, al menos insólito, de una explicación política insuficiente y, desde luego, reflejo de las tensiones entre las distintas familias del Movimiento Nacional, ya que, establecidos por el régimen, por otra parte poco amigo de cambios, los estudios de educación física como una base desde la que llevar a cabo su planteamiento educativo de la juventud en los ideales del nuevo estado, no tiene, al menos en principio, mucho sentido: la creación de un nuevo centro en la capital donde ya existen otros dos, que sea exclusivamente masculino, que dependiendo de la Delegación Nacional de Deportes forme profesores de educación física, y que, por tanto, se permita una ingerencia en competencias atribuidas por ley a otras Delegaciones Nacionales, la de Juventudes y la de la Sección Femenina que ya tienen sus propios centros de formación de profesores y de profesoras de educación física.

Esta reflexión inicial, nos pone sobre la pista de una serie de circunstancias de repercusión política que tienen que ver con el final del mandato de Elola en el Frente de Juventudes y su paso a la Delegación Nacional de Deportes.[3] José Antonio Elola, falangista ortodoxo, principal artífice de la política de juventud del régimen en la postguerra y con gran capacidad de convocatoria en este momento, es desplazado desde su posición de caudillo juvenil a la Delegación Nacional de Deportes en la que el estamento militar traído por Moscardó, su predecesor en el cargo, tiene una presencia mayoritaria. Lejos de sus bases y de sus fieles, Elola lleva a cabo un intento, que no prospera, de traer consigo a los Oficiales Instructores, que habían sido su guardia pretoriana y los agentes de su política juvenil, a la Delegación Nacional de Deportes. Al fracasar en su intento, plantea la idea de crear una escuela de formación propia que supusiera para la Delegación de Deportes lo que la Academia «José Antonio». había supuesto para la del Frente de Juventudes, esta vez, actualizando el discurso desde el, en apariencia, aséptico campo deportivo.

Con todo, esto no habría sido suficiente, si no hubieran existido otras circunstancias como: la idea inicial de la Delegación Nacional de Deportes de construir el Gran Estadio Nacional[4]  abandonada tras la derrota del eje, con dinero en abundancia para llevar a cabo una política propia de construcción de centros y de instalaciones deportivas y, especialmente, la presencia en los círculos políticos y de poder de la educación física y el deporte del Movimiento, de un personaje hasta entonces marginal, no reconocido en principio por los teóricos oficiales de la educación física y el deporte de régimen, llamado José María Cagigal, al que se encuentra indisolublemente unida la imagen del INEF del franquismo.  Merece la pena, por la repercusión posterior de su obra y por la mitificación que se ha hecho del personaje, detenerse en hacer un análisis de la trayectoria política del mismo y de su relación con José Antonio Elola Olaso e Idiacaiz en la aventura política de la Educación Física y del deporte, especialmente, porque en los últimos tiempos y por sus seguidores, ha existido una cierta intención de enmascarar o al menos de hacer pasar por alto, detalles de estos momentos de la vida política del régimen que son imprescindibles para entender la razón de ser del INEF y de su creación como producto netamente franquista en los momentos en los que el régimen franquista se encuentra plenamente asentado.

En la presentación que Elola hace de Cagigal, en el momento de su toma de  posesión como Subdelegado Nacional de Educación Física,[5] tras omitir su trayectoria anterior como sacerdote jesuita, lo presenta como Licenciado en Filosofía y Letras y diplomado en Psicología Clínica por la Universidad de Madrid con posterior ampliación de estudios en Alemania.  Elola añade, que fue titulado Jefe de Centuria de las Falanges Juveniles de Franco en la histórica promoción de «Sancho el Fuerte»,[6] cuestión esta bastante improbable, ya que al celebrarse el histórico campamento en el verano de 1943, nuestro personaje tendría quince años por haber nacido en 1928 en Bilbao, así que en la fecha de celebración del campamento no alcanzaba la edad mínima para ser Jefe de Falange, establecida en dieciséis años, y mucho menos la de Jefe de Centuria establecida en dieciocho.[7] 

Independientemente de los méritos que le atribuye Elola en su discurso, sabemos que Cagigal comienza a desarrollar su interés por la educación física durante su permanencia como profesor en el Colegio San José de Valladolid en 1955, donde, al parecer, crea un movimiento de pedagogía deportiva, siempre en palabras de Elola, fruto de estas experiencias lleva a cabo varias publicaciones con las que trata de darse a conocer en el mundo de la educación física, llegando a publicar un libro en 1957.[8] 

La llegada de Elola a la Delegación de Deportes, falto de apoyos personales y políticos, en una institución tomada por los militares,[9]  brindó a Cagigal, tras la publicación de su libro, la oportunidad de entrar en este nuevo equipo, y así, junto con Miguel Piernavieja y el patrocinio de Elola como Presidente del Comité Olímpico Español, crear la revista «Citivs Altivs Fortivs». Casi inmediatamente, Elola lo promueve a Secretario Técnico de la Delegación Nacional de Educación Física y Deportes trabajando en la Ley de Educación Física, que Moscardó había dejado sin concluir y en la que aparece la creación del propio INEF, institución que Cagigal diseña a su medida y a la de los deseos de Elola, que precisa de un  foro propio de proyección política.

Casi de forma inmediata a este nombramiento, Elola y Cagigal, acompañados del Sr. Martín Villa, a la sazón Jefe del SEU, visitan al Ministro de Educación Nacional Sr. Lora Tamayo para proponerle la creación del INEF y su integración en la Ciudad Universitaria. En esta entrevista, Elola reclama para su Delegación Nacional la competencia sobre la educación física de los españoles, ofreciéndole al ministro los medios materiales y técnicos necesarios. El ministro, tras agradecer el ofrecimiento y prometer su colaboración para la creación y puesta en funcionamiento del INEF, se interesa, probablemente como contrapartida, por el Plan Nacional de Instalaciones que Elola había expuesto en el último Pleno del Consejo Nacional de Educación Física, con esto, la operación quedaba cerrada: el INEF a cambio de instalaciones deportivas escolares pagadas por la Delegación Nacional de Deportes, en tanto que Cagigal conseguía su Instituto y Elola su nuevo foro de proyección política. Pero, nada se concretaba, probablemente porque ninguno de los reunidos tenía especial interés en ello, sobre el espinoso problema de las competencias sobre la educación físico-deportiva en el ámbito de la enseñanza.[10] 

La creación del Instituto Nacional de Educación Física, con sus funciones y competencias perfectamente delimitadas, nació con la Ley de Educación Física y Deportes de 1.961.[11]  Con ella, la Delegación Nacional de Deportes, Elola en este caso, conseguía la exclusividad en la titulación de los profesores y profesoras de educación física, por reconocerse esta facultad  en la ley al INEF o a las escuelas oficialmente reconocidas. Al mismo tiempo, que se atribuían al INEF facultades mucho más amplias en relación con las titulaciones deportivas y con la investigación que nunca se llevaron a efecto.[12] 

En la práctica, el INEF no acometió jamás el tema de la formación de entrenadores deportivos, al ser un monopolio de las Federaciones y por tanto políticamente intocable, en algún caso, tocó de puntillas la formación de monitores polideportivos, y desde luego, la investigación con finalidad deportiva estuvo siempre lejos de sus aulas.

Un nuevo avance, en relación con el INEF, se produce con la publicación por Decreto del Estatuto Constitutivo del INEF[13], entre tanto, se mantienen las luchas y los conflictos de competencias sobre la educación física entre las distintas Delegaciones Nacionales del Movimiento afectadas. Finalmente y tras una operación de maquillaje de sus funciones, la idea final, con extraordinario aparato de medios de comunicación, televisión incluida, con que se ofrece del Instituto Nacional de Educación Física, es la del instrumento eficaz o la panacea que sacaría a España de la mediocridad deportiva, y colocaría al país entre los mejores del medallero olímpico. La operación publicitaria se cerró con el reclutamiento para la primera promoción de los mejores deportistas españoles del momento, los cuales eran exhibidos frecuentemente con Cagigal en los medios de comunicación justificando y promocionando públicamente la institución. Finalmente el INEF se pone en marcha en el curso académico de 1967/68, con un plan de estudios que, a pesar de los esfuerzos innovadores de Cagigal, no difería sustancialmente de los de las otras escuelas oficialmente reconocidas.

Ante la situación de conflicto de competencias que se produce en la familia del Movimiento en relación con las titulaciones y la formación del profesorado de Educación Física, la Ley General de Educación de 1970 pasa de puntillas sobre el asunto, y solo menciona al Instituto de forma marginal y sin entrar en sus funciones en la Disposición Transitoria  2a: El Gobierno a propuesta del Ministerio de Educación y Ciencia y de la Secretaría General del Movimiento, reglamentará la incorporación del Instituto Nacional de Educación Física, con el rango de Instituto Universitario.

De la misma forma, el artículo 136.3 de la Ley General de Educación,  aparcaba y dejaba el desarrollo de la educación física, de la formación política y de las enseñanzas del hogar, en manos de las Delegaciones Nacionales de la Secretaría General del Movimiento, que lo mantendrían bloqueado hasta el final del régimen, no resolviéndose definitivamente la cuestión hasta 1981 tras un largo y difícil proceso de negociación y de luchas sociales que tienen lugar durante la transición política.

El INEF tuvo que vencer enormes dificultades legales para ver reconocidos sus estudios, la primera de ellas fue el hecho de que un Instituto Universitario impartiera docencia y formación inicial, ya que los Institutos Universitarios son centros para la investigación, con lo cual, el INEF estaba legalmente imposibilitado para otorgar títulos universitarios, y la segunda, porque las Delegaciones del Movimiento con competencias en la educación física escolar, Juventudes y Sección Femenina, nunca tuvieron un especial empeño en desarrollar el artículo 136.3 de la Ley General de Educación de 1970, hecho este, que habría clarificado el panorama de la docencia de la educación física en España y puesto fin al obscurantismo, pero también, habría supuesto el final de las posibilidades de manipulación política y social en que las que estas enseñanzas se movían, y que ninguna de las dos instituciones estaba dispuesta a consentir.

En plena transición, y tras no pocos avatares y tensiones internas entre alumnos y profesorado, el INEF hubo de absorber a las dos escuelas filiales convirtiéndose en un centro completamente diferente en el que, probablemente, los hecho más significativos fueron la coeducación y el mantenimiento de las dificultades para su definitiva integración en la Universidad, problemas que, en este histórico centro, subsisten en la actualidad, pese al decreto de creación de la nueva Licenciatura en Ciencias de la Actividad Física y el Deporte,[14] siendo una vez más, la política y las cuestiones de control y de competencias sobre este tipo de instituciones lo que lo dificulta.

A modo de conclusión:

Este repaso a volapluma de la historia de la Educación Física española y de sus relaciones políticas e ideológicas nos permite aventurar  una prospectiva teniendo en cuenta la situación actual y los problemas que desde hace más de un siglo venimos arrastrando. Lo novedoso, ahora es que frente a los modos y las formas propias del franquismo sociológico, frente al:  o yo o el caos, que han mantenido tanto los INEFs como las nuevas Facultades de Ciencias del Deporte surgidas de los mismos o, en otros casos, creadas a imagen y semejanza de ellos, ha aparecido de forma inexorable una nueva forma de entender la Educación Física desde enfoques netamente universitarios y educativos mucho más actualizados que la tradicional visión política de finales de los años sesenta de la educación físico-deportiva que es la moneda de cambio habitual en la ideología y en la filosofía de los INEFs.

Ocho años después de una ley de Ciencias del Deporte y del funcionamiento de Facultades e Instituciones que imparten esta titulación sigue sin resolverse el problema de definir el campo profesional de los egresados de esta titulación, con lo que, al final ,  acaban disputando el plato de lentejas del ser profesor de Educación Física y abandonando el campo del deporte en manos de sus tradicionales ocupantes, las federaciones deportivas. Es preciso, por tanto, hacer una reflexión seria y pedir responsabilidades a los que en 1993 crearon una titulación universitaria sin campo profesional y sin futuro definido, y desde luego, y por quien proceda comenzar a poner cada cosa en su sitio.

La sociedad civil, demandante de calidades en todos los ordenes de la vida, no va a tolerar demasiado tiempo más el divorcio permanente entre el currículum escolar de Educación Física y lo que realmente se está haciendo en la escuela en muchos casos. Es preciso que la formación permanente de los profesores y profesoras de Educación Física les permita hacer el necesario reciclaje para que la Educación Física que se imparte en el aula sea reflejo del currículum oficial, sea el que sea, y no el resultado de decisiones aleatorias a voluntad del enseñante.

La carrera de Educación Física, con calidad, debe estar garantizada para todos los alumnos y alumnas, independientemente de cual sea su vía de acceso al sistema universitario, libre de corporativismos y de bloques más propios de la sociedad gremialista del siglo XVIII que de la sociedad novotecnológica y cibernética del siglo XXI.

Los currículas universitarios de la Educación Física deben, en todos los casos, desprenderse de las rémoras y ataduras que bien por tradición o por coyunturalidad se les han ido aplicando; solo demandando y garantizando una formación de calidad a los futuros profesionales de la Educación Física, podremos exigirles un trabajo de calidad homologable cuando llegue el momento.

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[1] RIDRUEJO,D.:Casi unas memorias, Barcelona,Planeta, 1976.

[2] LOPEZ CANCIO, J.:Memoria de algunas palabras, Madrid, Editorial Génova,1975, 3 vols.

                              ___: El derecho a la esperanza, Madrid,DNFJ,1962.

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PASCUA PIQUERAS,M.:»La Educación Física en la Enseñanza – Escuela y Educación Física»,Cuadernos de Orientación, Madrid, n° 9, 1961, pp.27-33  .

[3] El 20 de Noviembre de 1955, en los funerales por José Antonio Primo de Rivera en el Escorial, una centuria de las Falanges Juveniles de Franco, radicalizadas y reivindicantes del discurso falangista a la política nacional, al paso de Franco, que la revistaba, el Jefe de la Centuria mandó media vuelta, con lo que la unidad le dió la espalda a Franco. El hecho, tuvo gran repercusión política y colocaría en entredicho a José Antonio Elola Olaso Delegado Nacional del Frente de Juventudes.

[4] Delegación Nacional de Deportes de F.E.T. y de las J.O.N.S.: España va a construir su Estadio Nacional. Boletín Oficial de la Delegación Nacional de Deportes de F.E.T. y de las J.O.N.S. (BODND en adelante). nº 1. Madrid. Abril 1943. Págs. 9 y 10.

[5]Delegación Nacional de Educación Física y Deportes: Nombramientos: Boletín Oficial de la D.N.E.F.D. nº 235. Marzo de 1963.

[6] Ser Jefe de Centuria de las Falanges Juveniles de Franco de la promoción de «Sancho el Fuerte», independientemente de la veracidad del hecho, era un marchamo de calidad falangista dentro de la familia del Movimiento, por lo que en este caso, lo que trata de dejar claro Elola en su discurso es la fiablidad política del personaje y su adhesión al Movimiento en el más alto grado.

[7] SAEZ MARIN J.: El Frente de Juventudes. Política de Juventud en la España de la Postguerra (1937-1960). Madrid. Ed. Siglo XXI, 1988, pp 136 – 144.

[8] El Cuaderno de Educación Física de 1961, se refiere a él, del que transcribe alguna opinión, como el jesuita Cagigal, lo que hace pensar en una cierta repercusión de sus obras.

[9] En el acto de toma de posesión al que nos referimos, toman posesión con Cagigal como subdelegados: Adolfo Esteban Ascensión, teniente coronel en posesión de la laureada individual y Aurelio Morrazo Palomino teniente coronel en posesión de distintas condecoraciones del Movimiento.

[10]Delegación Nacional de E.F.y D.: Nota de Prensa del 27 de febrero de 1.963.Boletín Oficial de la D.N.E.F.D. nº 235. Marzo de 1963.

[11] Ley 77/1.961 de 23-12-1.961 Ley de Educación Física y Deportes. BOE:nº309 de 27-XII-1961.

[12]Para la formación y perfeccionamiento del profesorado de educación física y de los entrenadores deportivos, más adelante se señala: Será también función del Instituto la investigación científica y la realización de estudios y prácticas orientadas al perfeccionamiento de cuantas materias se relacionen con la educación física..  Ley 77/1961 de 23-12-1961 Ley de Educación Física y Deportes. BOE:nº309 de 27-XII-1961.Capítulo VI, Artº 15.

[13]Decreto 1321/ 1963 de 03-06-1963: Estatutos del Instituto Nacional de Educación Física. BOE: 14-4-1963.

[14] Real Decreto 1670/1993 de 24 de Septiembre: Por el que se establece el título universitario oficial de Licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y las directrices generales propias de los planes de estudios conducentes a la obtención del mismo. BOE. nº251 de 20-X-1993

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